Acacia mimosa o Acacia Dealbata: cuidados

La Acacia Dealbata, llamada comúnmente mimosa o acacia mimosa, así como mimosa fina, aromo francés, mimosa plateada o acacia australiana, es una planta originaria de Australia. No debe confundirse con el arbusto también llamado mimosa o Mimosa pudica, ya que la Acacia Dealbata es un árbol de rápido desarrollo que puede llegar a alcanzar los 15 metros de altura.

Es una especie de hoja perenne, en la que destacan sobre todo sus flores amarillas, en forma de llamativa esfera, que aparecen entre el final del invierno y los inicios de la primavera, expandiendo su fragancia dulce por todo el jardín.

Se trata de una especie con una gran capacidad de multiplicación, que puede llegar a producir nuevos brotes mediante expansión por raíz, siendo un árbol considerado como especie invasora en Portugal, donde está prohibido su cultivo debido a su enorme potencial de crecimiento en la costa atlántica.

Dado su clima de origen, la planta no tolera el frío. Incluso las heladas suaves son muy peligrosas para esta planta, y es que por debajo de los 5 ºC la mimosa puede sufrir daños severos e incluso letales.

Debido a esto, aunque es un árbol de exterior, en climas con inviernos fríos se hará necesario protegerlo con tela térmica o una ubicación a resguardo. También es importante proteger la planta del viento, ya que su ramificación tan rápida provoca que las ramas no sean muy fuertes, siendo susceptibles de partirse en temporales de alta intensidad.

Respecto a sus necesidades de luz, la Acacia Dealbata prefiere el sol directo, ya que precisa de toda la luz posible. Si no puedes exponerla directamente, asegúrate de darle al menos una ubicación con toda la luminosidad que puedas.

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Como muchas otras plantas, la mimosa no tolera en absoluto el encharcamiento en sus raíces. Además, esta acacia aguanta sin demasiados problemas las ocasionales sequías propias de los climas mediterráneos, aunque crecerá mucho mejor si se le aporta un riego frecuente que mantenga un ligero nivel de humedad en el suelo.

Vale la pena insistir en que esto no debe confundirse nunca con encharcar la tierra, eso provocará con toda probabilidad que las raíces se pudran y el árbol sufra severamente, pudiendo llegar a morir.

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Dadas sus necesidades, es fácil imaginarse que la mimosa no se lleva bien con los suelos arcillosos, que son más proclives a encharcamientos. Lo mejor es que compruebes la capacidad de drenaje de la tierra de tu jardín antes de plantar, regando y fijándote en dónde el agua no se acumula. Lo ideal es darle tierra arenosa o franca, que además habrá que enriquecer con materia orgánica, como humus de lombriz o compost unas 2 o 3 veces cada año, en primavera, verano y, si la planta lo necesita, en otoño también.

Dada la gran capacidad de crecimiento de las raíces, el abono no debe aplicarse exactamente junto al tronco del árbol, sino alrededor del mismo, formando un círculo del tamaño aproximado de la copa del árbol, y es que en la mimosa, las ramas y las raíces crecen a ritmo paralelo.

También es recomendable colocar acolchado en la base de la planta y alrededor de esta, sobre todo en los meses de verano, para ayudar al suelo a mantener mejor cierto nivel de humedad.

No es estrictamente necesario podar la Acacia mimosa, pero sí recomendable. Sus ramas crecen tan rápido que no son especialmente fuertes, y si no se realiza una poda de control, el árbol será más susceptible de recibir daños cuando sople el viento. Además, las ramas de la mimosa crecen de forma un tanto caótica, por lo que una poda de formación ayudará también a darle una mejor estructura.

Poda siempre después de la floración y aplícala en las ramas con hojas de color verde. Usa podas progresivas y no agresivas, que no alteren el equilibrio del árbol y, como es habitual, asegúrate de desinfectar adecuadamente las herramientas de poda antes y después de su uso.

Puedes multiplicar tu acacia mimosa tanto por esquejes como por semillas.

• La siembra por semillas se hace en semilleros de forma normal, aunque se recomienda remojar las semillas durante no más de 5 segundos con agua hirviendo y luego dejarlas a remojo a temperatura ambiente un día entero antes de sembrar, preferiblemente en primavera u otoño.
• En la multiplicación por esquejes, lo mejor es tomar los tallos en verano y plantarlos en interior con un sustrato de semillero, manteniendo una temperatura estable durante los 2-3 meses que tardarán en enraizar. Usar hormona de enraizamiento, que puedes elaborar tú mismo en casa de forma casera y ecológica, ayudará en el proceso.

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