Cómo afectan los radicales libres al envejecimiento de la piel

Podemos definir a los radicales libres como moléculas muy inestables,las cuales se producen por reacciones químicas diversas en las que se rompen otras moléculas. Existen distintos tipos de radicales libres según el número de átomos que tienen, si tienen un electrón menos o uno más. Los radicales libres que más afectan a la piel son los que derivan de reacciones químicas del oxígeno, el nitrógeno y el carbono.

¿Cómo se forman los radicales libres exactamente? Lo cierto es que la presencia de oxígeno en las reacciones químicas hace que haya oxidación y aparezcan estas moléculas inestables, pero también intervienen factores como el humo del tabaco, la contaminación ambiental, la radiación ultravioleta, una alimentación inadecuada que afecta mucho a la formación de radicales libres en nuestro interior, etcétera. Así que, como ejemplos de radicales libres podemos mencionar a las moléculas de la contaminación ambiental, del humo de tabaco y de los coches, a los rayos del sol, así como las moléculas que se producen en nuestro interior cuando respiramos, metabolizamos alimentos, etcétera.

La mayoría de los radicales libres tienen efectos negativos en nuestro cuerpo, pues entre dichos efectos destacan:

• Producen envejecimiento prematuro de la piel y de otros órganos.
• Alteran el ADN.
• Favorecen la aparición de algunas enfermedades.

Es un proceso natural, pues nuestro cuerpo envejece, pero el problema es grave cuando se pierde el equilibrio entre los radicales libres y los antioxidantes y los primeros pasan a ser muchos más que los segundos.

De forma sencilla, podemos decir que los radicales libres afectan al envejecimiento de la piel acelerándolo, ya que favorecen el estrés oxidativo y aceleran el envejecimiento de todo el cuerpo, pero lo vemos muy reflejado en la piel.

Lo que sucede exactamente es que la radiación UVA y la UVB, que hacen que se produzcan radicales libres en el organismo, y los radicales libres externos que entran en la dermis, actúan sobre ella acelerando la degradación de proteínas básicas, como la elastina y el colágeno y hasta producen daños en el ADN.

Así, entre los efectos de los radicales libres en el cuerpo y en la piel podemos destacar el envejecimiento prematuro de todo el organismo, que es más visible en el cutis y las manos, pero que sucede también en cualquier otra parte del cuerpo interna y externa. Por tanto, el estrés oxidativo o el desequilibrio entre radicales libres y antioxidantes, siendo más los primeros, pueden producir desde daños en la piel, el cabello y las uñas hasta daños en distintos órganos internos.

Algunos ejemplos de cómo afectan los radicales libres a la piel cuando estos son excesivos en el cuerpo son la pérdida de elasticidad y firmeza, las manchas, las líneas de expresión, las arrugas, la sequedad, las alergias cutáneas, etcétera.

Hay tipos de radicales libres que no podemos combatir, como los que produce nuestro cuerpo con el funcionamiento normal, como en la respiración, y además los hay que son buenos por ser antioxidantes. Así es, aunque pueda parecer extraño, existen radicales libres antioxidantes.

¿Por qué es bueno que sean antioxidantes? La clave está en que los antioxidantes como estos, o como las vitaminas antioxidantes C y E, son la mejor forma de combatir los radicales libres. Pero exactamente, ¿cómo actúan las vitaminas antioxidantes sobre los radicales libres? Lo cierto es que es sencillo, pues actúan frenando las reacciones químicas que ocurren durante la oxidación de las células, es decir evitan lo que causa su envejecimiento. Concretamente, al juntarse con los radicales libres hacen que estos los oxiden a ellos en vez de a las células de nuestro cuerpo.

Así, partiendo de esta base, te damos varios consejos sobre cómo combatir los radicales libres y evitar el envejecimiento prematuro de la piel y todo nuestro cuerpo:

• Evita el abuso de maquillaje y que la suciedad ambiental, como el humo de los coches, se acumule en tu piel. Para ello, lo mejor es usar desmaquillantes a diario y agua micelar, así como realizar limpiezas de cutis y exfoliaciones corporales de forma periódica.
• Por supuesto, evita malos hábitos como el tabaco y el alcohol.
• Toma alimentos que contengan gran cantidad de antioxidantes como principalmente las vitaminas A, C y E, pero también la coenzima Q10, los carotenos, selenio, zinc, cobre y flavonoides. Algunos de estos alimentos son los arándanos, las granadas, el mango, el melón, el kiwi, las manzanas, las fresas, los plátanos, las zanahorias, las espinacas, el brócoli, la lechuga, las patatas, el perejil, las coles, la calabaza, los pimientos, los tomates, cereales integrales, té verdes y otros tés, vino, lácteos, yema de huevo, mariscos, etcétera. Siempre es mejor si son producidos de la forma más natural posible, poco o nada procesados, por ejemplo alimentos de producción ecológica.
• Toma el sol, pues el cuerpo y sobre todo la piel de forma directa lo necesitan para estar sanos, pero siempre protégete con protector solar y con sombras para no quemarte y evitar golpes de calor.
• Recuerda asimismo hidratarte bien, sobre todo cuando hace calor o haces ejercicio.
• Adquiere productos específicos para proteger y tratar partes del cuerpo en las que los efectos de los radicales libres en la piel son más fuertes. Por ejemplo, puedes hacerte con productos como el contorno de ojos, cremas antiedad, como antimanchas y antiarrugas. Para dar con un buen producto y que sea adecuado para ti, puedes consultar estudios y análisis de los más efectivos que hay en el mercado.

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