La manzanilla es una herbácea muy recomendada para fines medicinales. Se caracteriza por tener propiedades: desinfectantes, digestivas y sedantes. Te enseñamos a cultivar con éxito tu propia planta de manzanilla en una maceta.
Paso a seguir
- Comienza el cultivo plantando semillas en pleno verano. Espolvorea unas pocas sobre la tierra de una maceta y cúbrelas con una delgada capa de vermiculita (mineral formado por silicatos).
- Al pasar dos semanas, las semillas habrán germinado, elige el brote más fuerte y elimina los más débiles.
- Trasplanta a una maceta de al menos 40 centímetros de diámetro. Evita colocar la manzanilla cerca de otras macetas para que no se dispersen.
- Emplea un suelo suelto que permita un buen drenaje. Prepara la mezcla de dos partes de tierra negra con un poco de arena gruesa.
- Coloca la maceta en el jardín o en interiores. Elige un sitio que reciba abundante luz solar pero sin que reciba los rayos solares directamente sobre la planta.
- Los riegos deben de ser diarios para mantener un óptimo nivel de humedad en el sustrato.
- Cuando la mayoría de las flores se hayan abierto será el momento oportuno para realizar la cosecha.
- Recolecta solamente las flores que estén totalmente abiertas procurando no cortar hojas y tallos.
- Deja a secar las flores sobre un papel en un sitio fresco y sombrío donde corra el aire.
- Cuando finalices la cosecha de las flores, realiza una poda para dar nueva vida a la planta. Corta las puntas de los tallos que llevaban las flores.
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