Cultivos ecológicos, el futuro de la agricultura

Cultivos ecológicos, el futuro de la agricultura

La agricultura ecológica es un invento nuevo. Los cultivos bio, no ya solo naturales, sino orgánicos según las normas o principios de la agricultura ecológica, son una realidad desde hace solo unas décadas. Un recién nacido dentro de la larga historia de la agricultura, casi tan antigua como la humanidad.

En efecto, el desarrollo de la civilización humana no sería el que es sin la agricultura. Pero la moderna agricultura, nacida en la era del petróleo, lejos de suponer una continuidad, significó una ruptura con respecto a la agricultura anterior, primitiva o tradicional.

Crisis ecológica global

La industrialización y la presión demográfica han acabado provocado una crisis ecológica global. El desarrollo de la economía ha estado siempre por encima de la sostenibilidad y el resultado ha sido el uso y abuso de recursos naturales, con la consiguiente contaminación.

A nivel agrícola, la naturaleza virgen ha sido desplazada por el campo. Lejos de implicar la sustitución de una vegetación por otra, la agricultura intensiva destruye la biodiversidad primigenia sin suponer alternativa alguna.

Muy al contrario, la agricultura convencional es sinónimo de contaminación del medio ambiente, de un uso de energía insostenible y en numerosos cultivos su rendimiento no se ha demostrado mayor que el ecológico.

El constante uso de químicos como plaguicidas y fertilizantes crea un ecosistema pobre, en el que la biodiversidad no puede progresar. De hecho, la crisis de los polinizadores se debe en buena parte a este motivo.

El surgimiento de la agricultura ecológica intentó conjurar esta amenaza ambiental que atenta contra la salud del plantea y, en suma, contra la viabilidad de nuestra supervivencia.

¿El futuro de la agricultura?

Sin embargo, sustituir la agricultura intensiva por la ecológica no es fácil. Solo si la situación obligara podría avanzarse en este sentido. Eso sí, los expertos no se cansan de advertirnos que la situación exige actuar.

Para que la agricultura ecológica pudiera alimentar al mundo todavía hay mucho camino que recorrer. Según un estudio de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos) y la Universidad de McGill (Canadá) que revisa anteriores artículos científicos sobre la cuestión, el interrogantes sigue abierto.

Pese al mayor rendimiento de la agricultura mayoritaria, el estudio concluye que el rendimiento de los alimentos ecológicos podría ser sólo de un 13 por ciento menor, simplemente con una mejor gestión.

Además, los investigadores afirman que esa diferencia se podría reducir todavía más, y sería necesario hacer un cambio estructural que cambiaría por completo la situación actual.

Por ejemplo, habría que reducir la producción y consumo de carne para disminuir los gases de efecto invernadero y destinar más cultivos a la alimentación humana, no a la ganadera.

La economía local y los grupos de autoconsumo serían otras opciones coherentes con este supuesto sistema basado en la agricultura ecológica. Al este respecto, en el estudio se apunta que los alimentos orgánicos pueden competir con los alimentos obtenidos de la agricultura intensiva en algunos casos.

Se mencionan también los cultivos que sirven para el autoabastecimiento, entre ellos los huertos urbanos. Sin embargo, tal y como señala la ONU, si bien se aconseja la agricultura para combatir el cambio climático y alimentar a la población, la transición para lograrlo es compleja y requiere inversiones, así como una implicación total por parte de los actores sociales.

Aunque hay una gran controversia sobre si es un modelo factible o no para conseguir una sostenibilidad que garantice la seguridad alimentaria, no hay duda alguna sobre la urgencia que hay de virar a un modelo más sostenible. Tal y como recomienda la ONU: "Avanzar hacia la sostenibilidad es vital para la seguridad alimentaria en el futuro y uno de los componentes esenciales del derecho a la alimentación."

Un futuro sostenible y saludable

La agricultura ecológica va más allá de un sabor más auténtico y de unas especiales propiedades nutricionales. Su razón de ser está relacionada, precisamente, con el concepto de la sostenibilidad.

Por último, siguiendo la teoría de Daniel Goleman, especialista en inteligencia ecológica, pronto el consumidor contará con las herramientas necesarias para estar mejor informado y conformar una fuerza de mercado que exija productos más saludables y de menor impacto ambiental.

De este modo, si de priorizar los alimentos menos nocivos para el entorno y para el organismo se trata, la agricultura ecológica tiene todas las papeletas para ser la elegida.

¿Una utopía, o quizá un proceso inevitable, que llegará antes de lo que imaginamos? Sea como fuere, la sostenibilidad es un valor en alza. Más que eso, ser sostenibles acabará siendo una necesidad cada vez más perentoria.

Conclusiones sobre los cultivos ecológicos

Además, los avances científicos que ayudarán a conocer el grado de toxicidad son una realidad. Sin duda, es otro punto a favor que se pueda conocer el grado de toxicidad para las personas y el medio ambiente de forma científica, concediéndole una puntuación a la que tenga acceso el público.

De este modo, se podrá conocer de inmediato el nivel de seguridad de los productos y servicios, simplemente mirando la etiqueta. Y, como dice la famosa frase, quien tiene la información tiene el poder...

Aunque de forma experimental, esta información pronto empezará a formar parte del etiquetaje en algunos supermercados de Estados Unidos. Y, por descontado, su potencial como herramienta de cambio puede ser revolucionaria en caso de prosperar este tipo de iniciativas.

Sería una maravillosa noticia que el activismo dejará de tener sentido. Que la misma dinámica de mercado transformara las cosas a golpe de preferencias del consumidor. Aunque suena demasiado bonito para hacerse realidad, la verde esperanza es lo último que se pierde.

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