Día Mundial de la Naturaleza

Día Mundial de la Naturaleza

El Día Mundial de la Naturaleza y de la Vida Silvestre, 3 de marzo, es motivo de celebración para los amantes del medio ambiente, pero también una ocasión única para concienciarnos sobre la importancia de su preservación para la salud del planeta y, cómo no, de nuestra propia supervivencia.

Esta tercera edición se celebra bajo el lema "El futuro de la vida silvestre está en nuestras manos", mediante campañas para la protección de los elefantes africanos y asiáticos desarrolladas durante 2016 y, por otro lado, reinvindicando también un vínculo inseparable entre la vida silvestre, las personas y el desarrollo sostenible.

Protegiendo a los elefantes

En efecto, aprovechando la conmemoración de este Día Mundial de la Naturaleza, las Naciones Unidas (ONU) ha decidido poner el foco en la difícil situación que viven los elefantes africanos y asiáticos.

Ellos están siendo el objetivo principal de la efeméride en esta ocasión, una decisión lógica, habida cuenta de la escalada de caza furtiva que sufren tanto estos paquidermos como otras especies, entre ellas el rinoceronte, el tigre o la jirafa.

La secretaría de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), -un acuerdo internacional entre gobiernos que lucha para que el comercio internacional de fauna y flora silvestre no amenace su supervivencia- trabaja junto a distintos organismos de la ONU para ayudar a su protección.

Un gran desafío, pero mientras haya iniciativas como ésta, la guerra no está perdida. Aunque la realidad es muy cruda. Actualmente, la caza furtiva de elefantes está poniéndolos en el disparadero de la extinción.

Cada año se matan en torno a 25.000 elefantes en África. Su marfil se vende a precio de oro, con un valor de entre 123 a 140 millones de euros, según el estudio "La crisis de delitos contra el medio ambiente" realizado por la ONU, en colaboración con la Interpol.

Su población no deja de disminuir. Según un informe de la CITES publicado hoy por la ONU, durante 2015 recibieron un varapalo tremendo. La conclusión a la que se llega es clara: a pesar de que la caza ilegal se ha reducido desde su máximo en 2011, la merma es constante y los nacimientos no compensan las pérdidas, con lo que no resulta sostenible.

Así las cosas, el avance sirve de bien poco, al margen de lo que supone desde un enfoque ético, pero esta es ya otra historia. O más bien la misma, en realidad, para muchos el quid de la cuestión, en realidad.

Sea como fuere, no cabe duda de que el marfil sigue siendo un botín muy codiciado. Tanto que salvar al elefante o, por ejemplo, al mencionado rinoceronte, es hoy por hoy una utopía por la que hay que luchar. En palabras de John E. Scanlon, secretario general de CITES:

La población de elefantes africanos siguen enfrentándose a una amenaza inmediata contra su supervivencia debido a los niveles inaceptables de caza furtiva para obtener su marfil.

Por un lado, los niveles de caza furtiva siguen siendo muy elevados en el centro y oeste de África, pero es una buena señal que haya zonas como el este en el que la tasa haya disminuido, lo que nos demuestra que esto es posible a través del esfuerzo y del apoyo político"

La situación más crítica se detectó en África central y oriental, donde la caza furtiva es muy superior a la tasa de nacimientos de elefantes. En particular, los cazadores ilegales deberían controlarse mucho más en el Parque Nacional Kruger, en Sudáfrica, donde el problema no deja de agravarse, siempre según la CITES.

Ser humano y Naturaleza, unidos

En la presente edición del Día Mundial de la Naturaleza también se reivindica el refuerzo del "vínculo indisoluble entre la vida silvestre, las personas y el desarrollo sostenible".

La organización nos recuerda que es responsabilidad nuestra cuidar la vida silvestre. El deber "de cada generación de proteger la vida silvestre para la siguiente generación". A su vez, se subraya la "urgente necesidad" de llevar a cabo políticas a nivel nacional para proteger la biodiversidad.

Se trata, en suma, de "asegurar la supervivencia en su hábitat tanto de las especies carismáticas como de las menos conocidas", señala la ONU. O, lo que es lo mismo, se hace un llamamiento sobre los elefantes, pero al fin y al cabo son solo un ejemplo de lo mucho hay por hacer.

Obviamente, un solo día no significa nada y, al mismo tiempo, significa mucho. Por un lado, este día nos brinda la oportunidad de reparar en la belleza que nos regala la Naturaleza, pero la situación no permite entretenerse demasiado con esa felicidad idílica.

La fascinante flora y la fauna salvajes está en peligro y, con ella, nosotros. Los expertos no se cansan de advertir que estamos al borde de la sexta gran extinción, un pasaporte a un mundo apocalíptico sin viaje de vuelta.

Es por ello que admirar y respetar son verbos clave. No tanto buscar un fin utilitarista, pues esos son finos mimbres para construir algo que realmente valga la pena, sino un enfoque basado en la protección de la vida, en la que nosotros nos incluimos como parte de un todo.

Cambio de modelo social

Sin un cambio de modelo social a gran escala, que sea más solidario, difícilmente puede responderse a la necesidad urgente de combatir los delitos contra la naturaleza. De no producirse, la reacción llegará tarde, o no llegará, y traerá consecuencias nefastas a nivel económico, medioambiental y social.

Las consecuencias del cambio climático son un buen ejemplo de lo unidas que están las actividades humanas y el medio ambiente, tanto para el deterioro de éste como para que se produzca un efecto boomerang cuyos efectos ya estamos padeciendo.

Como habitantes de este planeta, un lugar único y maravilloso sin sustituto, podemos y debemos actuar en la medida de nuestras posibilidades. Puede parecer que una sola persona no es capaz de hacer mucho, pero renunciar es aceptar la derrota sin luchar.

No puede negarse que el mundo actual está dominado por grandes grupos de interés, que no se es sensible a las desigualdades y los dramas humanos, y mucho menos los ambientales, pero no es menos cierto que solo siendo ciudadanos con espíritu crítico podemos hacer la diferencia.

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