¿Hay caracoles venenosos?

¿Hay caracoles venenosos?

Los animales con poca movilidad han tenido que desarrollar interesantes adaptaciones para defenderse de sus depredadores y poder conseguir alimentos. Dentro del agua existen los caracoles marinos, cuyas familias han desarrollado toxinas poderosas que los posicionan como uno de los animales más venenosos del reino animal. Incluso sus toxinas tienen cualidades médicas de mucho valor para el humano. Sigue leyendo este artículo de EcologíaVerde en donde aprenderás cuáles son los principales caracoles venenosos, qué pasa si llegas a encontrarte con uno y dónde viven.

Cuáles son los caracoles venenosos

Podemos clasificar a los caracoles venenosos en tres familias diferentes: los Conidae, los Turridae y los Terebridae. A continuación, vamos a verlos más detalladamente:

Conidae

Los cónidos son caracoles marinos, que habitan en la zona intermareal de zonas tropicales, especialmente asociados a sistemas coralinos de aguas poco profundas y cálidas. Es raro encontrarlas en zonas templadas, pero cuando lo hacen, se encuentran en en zonas profundas.

Las principales características de los Conidae son las siguientes:

  • Tienen llamativos patrones geométricos: que se encuentran dibujados en su concha externa de forma cónica.
  • Son depredadores nocturnos: ya que se alimentan a base de pequeños peces, moluscos y gusanos.
  • Tiene un complejo sistema para alimentarse: a pesar de ser un caracol con poco movimiento.
  • Tienen un arpón hueco: donde la comida se almacena en un saco hasta que se vaya a utilizar, a diferencia de los moluscos normalmente tienen una rádula en la boca que es como una lija que raspa el alimento.
  • Detecta a su presa con su osfradio: se trata de un órgano olfativo de los moluscos y, una vez tiene localizada a la presa, lanza su arpón. Durante el trayecto hacia afuera, el arpón se llena de la neurotoxina llamada conotoxina, que se almacena en otro saco. La presa se arrastra hasta la boca con el arpón impregnado de veneno y es digerida.

Esta conotoxina tiene cientos de variantes dependiendo de la especie, pero todas funcionan bloqueando la conducción nerviosa e inmovilizando los músculos. Algunas solamente inmovilizan sin matar, mientras que otras sí llegan a hacerlo.

A continuación, vamos a ver algunos ejemplos de caracoles venenos de la familia Conidae:

  • Conus textile: mide de 9 a 15 centímetros y habita en el océano indo-pacífico. Esta especie es peligrosa para el ser humano, por su potente veneno con capacidad de matar a grandes presas.
  • Conus purpurascens: es uno de los cónidos que más picaduras causa en el hombre. Mide de 3 a 8 centímetros y su concha es de color morado claro con bandas o puntos pardos o negros. Se asocia a rocas en la zona intermareal.
  • Conus geographus: este caracol es conocido como el "caracol cigarro" de modo coloquial porque el lapso para que su veneno aniquile es la duración que toma acabarse un cigarrillo. Esta es una de las especies más letales para el humano.

Los Conidae forman parte de la familia de los moluscos. Por ello, si quieres saber más sobre los Moluscos: características, tipos y ejemplos, aquí tienes un artículo donde te lo explicamos.

Turridae

La familia Turridae contiene caracoles marinos depredadores, pero ¿dónde viven los caracoles venenosos? En el caso de estos caracoles, habitan la zona superficial litoral de máximo 200 metros de profundidad, pero la mayoría habita en aguas profundas de 50 a 500 metros en todo el planeta. Algunas de las características de los Turridae son las siguientes:

  • Son el grupo más grande de gasterópodos marinos: con más de 4 mil especies.
  • Tienen una glándula venenosa en la rádula de tres o dos dientes: algunos han perdido esta última para ser sustituida por completo por la glándula. Se une a ella un bulbo venenoso muscular. Esta glándula es usada para capturar alimento o para escapar de depredadores.
  • Tienen una variedad de formas: en cuanto a sus conchas.
  • Tienen un dentado llamado seno: se localiza en el último pliegue de su concha, donde se acomoda en canal exhalante.
  • Se alimentan principalmente de gusanos poliquetos.
  • Suelen ser de tamaño pequeño: miden un promedio de 5 mm y no se han estudiado mucho por ser pequeños, nocturnos, enterradores y de aguas profundas.

Uno de los ejemplos de caracoles venenosos de la familia Turridae es el Gemmula periscelida, que habita en el océano Atlántico y tiene un tamaño de 2 a 5 centímetros. Es de color café claro, y su concha tiene ornamentaciones complejas y muy estéticas. Se alimenta de anélidos errantes o sedentarios, de sipuncúlidos y de nemertinos.

Si quieres saber más sobre, aquí tienes otro post sobre el Océano Atlántico: características, flora y fauna.

Terebridae

La familia Terebridae son caracoles marinos que viven en aguas tropicales cálidas. Se les conoce como caracoles taladro por sus numerosos enroscamientos, que además son característicos por estar achatados en lugar de convexos como es frecuente. En el canal anterior tienen una apertura y su columela tiene dos pliegues. Usan veneno similar a la conotoxina para capturar a sus anélidos presas.

Aquí puedes averiguar más información sobre Qué son los anélidos: clasificación y ejemplos.

Un ejemplo de Terebridae venenoso es el Terebra subulata, que mide entre 7 y 20 centímetros. Es muy alargado y delgado, con manchas negra sobre color café. Se alimenta de gusanos poliquetos que encuentra excavando en las capas más superficiales del sustrato marino arenoso, capturados con ayuda de su veneno. Este es sólo efectivo contra anélidos e inofensivo en vertebrados.

Qué pasa si tocas un caracol venenoso

Tocar a un caracol venenoso no hace daño, lo que sí hace daño es la reacción que tendrá el organismo al percibirte como una amenaza. Cualquier acercamiento que le sea extraño será respondido con una picadura. La mayoría de los caracoles venenosos no son letales, solamente se siente el dolor similar al de una avispa. En caso de tomarlos con la mano, la parte más ancha de la concha es la menos probable de ser alcanzada por el arpón, pero de cualquier modo se debe evitar hacerlo.

El arponazo es el primer acercamiento de los cónidos y se siente como una picadura de aguja. Podemos diferenciar los síntomas en:

  • Los síntomas iniciales: comienzan cuando el veneno se libera. Genera sensación de quemadura, disminución de flujo sanguíneo e inflamación en el sitio de la herida y poco a poco se expanden por todo el cuerpo. La sensación suele percibirse especialmente en los labios.
  • Los síntomas tardíos: se expresan como ausencia de reflejo rotuliano que es el que ocurre en la rodilla, pérdida de voz, comezón en la piel, visión borrosa y sensación de ahogamiento.
  • Los síntomas graves muy avanzados: se presentan en la parálisis de músculos voluntarios y falta de coordinación. Los casos complicados pueden llevar a estado de coma o de muerte.

Aún así, de ser atendido a tiempo, el tiempo de recuperación puede ser de horas hasta semanas.

Si bien no todos los caracoles son venenosos ni todos los venenos son letales para el humano, es mejor aplicar el principio de precaución: si no conoces el efecto que tendrá algo, mejor no te acerques ni lo toques. Pueden ocurrir acercamientos involuntarios cuando visitas la playa, por lo que siempre es recomendable usar zapatos para agua y así evitar accidentes.

Uso de los caracoles venenosos en medicina

El uso del veneno de los caracoles venenosos en medicina contempla diferentes opciones, entre ellas:

  • La conotoxina ha sido muy estudiada en el campo de la medicina y es que es fácil replicarla en laboratorio. Se ha incorporado a la neurofisiología para tratamientos de enfermedades del sistema nervioso, como el Parkinson o el Alzheimer.
  • Se ha utilizado para fármacos potentes de carácter analgésico aprobado por la FDA con la capacidad de disminuir el dolor 100 veces más que la morfina y sin generar dependencia.
  • El veneno de los caracoles marinos también está siendo estudiado para la atrofia muscular causada por la edad, llamada sarcopenia. El veneno se utiliza para mejorar la capacidad de respuesta de los receptores de acetilcolina.

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Bibliografía
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