Kombucha: qué es y para qué sirve

La kombucha o té de kombucha es una bebida tradicional y originaria de China consumida desde el año 220 a.C, inicialmente para tratar dolencias gastrointestinales. Años más tarde la kombucha llegaría a Japón y Corea, de ahí a Rusia y Europa y finalmente al resto del mundo.

Se trata de una infusión que se prepara a partir de la fermentación realizada por una colonia de microorganismos. Muchas veces se llama hongo a la colonia que se forma durante la fermentación, pero este término está mal empleado, ya que los microorganismos responsables del proceso son una colonia simbiótica formada por varias especies de bacterias y levaduras. La colonia que crece sobre el té adquiere una forma similar a la de un panqueque o esponja, algo gelatinosa y de color gris.

Algunos de los microorganismos responsables del proceso de fermentación son:

Bacterias:

• Acetobacter xylinum
• Acetobacter aceti
• Acetobacter pasteurianus
• Gluconobacter bluconicum

Hongos:

• Brettanomyces
• Brettanomyces bruxellensis
• Brettanomyces intermedius
• Candida famata
• Mycoderma

Estos microorganismos crecen en una solución de té con azúcar, la cual utilizan para alimentarse y multiplicarse constantemente. El metabolismo de las bacterias y levaduras convierte la glucosa en sustancias, tales como, vitaminas, aminoácidos, antibióticos, ácido láctico y ácido glucurónico entre otros, muchos de ellos responsables de las propiedades y beneficios medicinales que aporta la kombucha.

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Debemos tener en cuenta que la composición química y biológica de la kombucha dependerá en parte de las condiciones de su elaboración, del tiempo de fermentación, de las hojas de té utilizadas, de la cantidad de azúcar y de la temperatura de almacenamiento, entre otras cosas. Pero en términos generales, la composición de la kombucha aporta tres propiedades muy importantes, veamos cuáles son:

• Antioxidante: propiedad otorgada por la presencia de antioxidantes como polifenoles, luteína, betacaroteno, licopeno y vitamina C, entre otros. Estos componentes ayudan a combatir enfermedades cardiovasculares, la diabetes, enfermedades cutáneas y problemas digestivos.
• Antibiótico: los distintos ácidos que se forman como resultado de las reacciones químicas, especialmente el ácido acético, tienen propiedades conservadoras y antimicrobianas, evitando la proliferación de microorganismos que no pertenecen al cultivo de kombucha.
• Propiedades digestivas: ayudan a regular y equilibrar la microbiota intestinal, a mejorar la digestión y la inflamación.

El aporte de vitaminas, enzimas y antioxidantes presentes en la kombucha, traen consigo numerosos beneficios para la salud humana. Sus cualidades más notables sean quizás el poder desintoxicante y la mejora del sistema inmune. Algunos otros beneficios del consumo de kombucha son:

• Es ligeramente laxante.
• Mejora la digestión.
• Alivia la artritis.
• Regula el apetito.
• Ayuda a combatir dolores de cabeza y migraña.
• Refuerza el cabello y las uñas.
• Reduce el colesterol.
• Mejora el funcionamiento del hígado.
• Reduce el estrés.
• Mejora la visión en casos de cataratas.
• Elimina infecciones por cándida.

Si has quedado entusiasmado con la cantidad de propiedades y beneficios que conlleva consumir kombucha, pero no sabes cómo tomarla, a continuación te contamos como:

Lo primero que debes hacer es preparar un té negro o verde, para ello ponemos a hervir durante 10 minutos abundante agua con algunas hojas de té. Pasado ese tiempo la infusión se retira del fuego, se le añade azúcar y se deja enfriar, se recomiendan 50 gramos de azúcar por litro.

Una vez que ya tenemos el té listo pasamos al proceso de fermentación, para ello llevamos la infusión a un frasco limpio junto con colonias de kombucha ya preparadas, de manera tal de favorecer el proceso, se mantendrá cubierto con un paño, a temperatura ambiente y durante 7 a 10 días.

Al pasar los días notaremos que los microorganismos van creciendo formando una película por encima del té, cuyo grosor aumentará día tras días. Al finalizar el tiempo de espera, retiramos la colonia formada y la infusión restante la filtramos y almacenamos a 4 °C, quedando la kombucha lista para beber.

Es importante que no descartes el cultivo que retiramos, debemos guardarlo con un poco del té fermentado, ya que nos servirá para iniciar futuras preparaciones. Si no tienes kombucha para iniciar la fermentación, lo que debes hacer es agregar una cucharada de vinagre al té.

Hasta ahora te hemos contado el lado bueno de consumir kombucha, sin embargo hay algunas consideraciones que debes tener en cuenta:

Al tratarse de una bebida que se prepara de manera casera y que el fermento pasa de casa en casa, existen altas probabilidades de contaminación del fermento con microorganismos patógenos no deseados, como Penicillium sp., Candida albicans y Aspergillus sp. Estos patógenos podrían traer graves daños a la salud, por eso es muy importante esterilizar el ambiente y los materiales a utilizar.

Otra cuestión a tener en cuenta es que debido a su grado de acidez podría traer trastornos gastrointestinales.

Las siguientes personas deberían evitar el consumo de kombucha:

• Niños: los menores no toleran la misma cantidad de probióticos que un adulto, la kombucha podría ser muy fuerte para ellos y terminar perjudicándolos.
• Embarazadas o lactantes: ya que al ser consumida por la madre pasaría al bebe, ya sea en la gestación o lactancia.
• Personas hemofílicas: la kombucha podría llegar a fomentar la producción de heparina en el cuerpo, y la heparina actúa como un anticoagulante, empeorando la situación de una persona hemofílica.
• Personas con problemas renales: la kombucha genera una rápida depuración del organismo, lo cual puede ser excesiva para un sistema renal debilitado.
• Personas con problemas hepáticos: la kombucha es un alto desintoxicante, las toxinas que se eliminan pasan por el hígado, y si este no funciona correctamente podría traer problemas.

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