Por qué el Sol es amarillo: explicación para niños

Por qué el Sol es amarillo: explicación para niños

El Sol es nuestra estrella más cercana y la fuente de energía que motiva el crecimiento y desarrollo de la vida en la Tierra. Gracias al calor y a la luz que nos llega desde su superficie, el agua en nuestro planeta está en estado líquido, lo que unido a la capacidad que tienen las plantas para desarrollar la fotosíntesis permite que la vida se desarrolle en nuestro planeta. Sin embargo, una de las cosas que más puede llamar la atención de nuestra estrella más cercana es su color amarillento. Cuando vemos el fuego, que solemos identificar como algo extremadamente caliente, vemos que el color más común es el rojo o el naranja.

Entonces, si el Sol está mucho más caliente que el fuego, ¿por qué el Sol es amarillo? Si quieres descubrirlo sigue leyendo EcologíaVerde y te lo contamos de forma sencilla, que también te sirva como explicación para los niños.

Los colores de las estrellas

En realidad, las estrellas del Universo no son de un único color. De hecho, podemos encontrar una gran variedad de colores en lo que a estrellas se refiere, yendo desde el rojo al azul, pasando por el naranja, el amarillo e, incluso, el verde. A pesar de lo que pueda parecer, el color de las estrellas depende principalmente de la temperatura de su superficie.

De esta forma, las estrellas menos calientes (las que se encuentran en torno a unos 3.000 K de temperatura) tienen un color rojizo. Así mismo, las que están más calientes (las que se encuentran en torno a unos 40.000 K) tienen un aspecto azulado. Entre medias, encontramos un montón de temperaturas que determinan el color de las estrellas, siendo las más comunes las que se encuentran en un rango cercano a una temperatura cercana a unos 5.000 o 6.000 K, que tienen un tono amarillento.

Por qué vemos el Sol de color amarillo: explicación sencilla

Como hemos podido ver, el color de las estrellas está determinado por la temperatura de su superficie. De este modo, dependiendo de la temperatura a la que se encuentre el Sol, este será de un color u otro. En el caso de la gran estrella de la Tierra, el Sol, se trata de una estrella con una temperatura de su superficie que ronda los 6.000 K de temperatura. Debido a esto, se trata de una estrella cuyo color es amarillo-verdoso.

No obstante, hay que tener en cuenta que, salvo que la observemos a través de un telescopio espacial, la mayoría de las veces que vemos el Sol lo hacemos desde la superficie de la Tierra y, como todos sabemos, la Tierra tiene atmósfera. De hecho, se trata de una atmósfera con una concentración de oxígeno elevada, lo que, entre otras cosas, nos permite respirar. Sin embargo, cuando la luz amarilla-verdosa llega desde la superficie del Sol hasta la superficie de la Tierra donde nosotros la vemos, tiene que pasar antes a través de nuestra atmósfera. Al pasar a través del aire el color de la luz que nos llega también varía, y esta es la causa de que, aunque la luz del Sol tenga un cierto tono verdoso, este se pierda completamente y el único color que apreciemos sea el color amarillo del Sol.

Para explicarlo de forma sencilla a los niños, podemos decirles que en realidad, en el espacio, la luz del sol es amarilla-verdosa, pero cuando nos llega a la Tierra se ve mucho más el color amarillo y, por eso, lo podemos ver así.

Por qué el fuego es rojo o naranja

Como hemos dicho, el color de las estrellas depende de su temperatura superficial. Aunque lo que solamos pensar es que el fuego está muy caliente, en realidad, se trata de una temperatura ínfima comparada con la que se puede alcanzar en la superficie de una estrella. Por ello, el color más común del fuego es el rojo. Aunque para nosotros el fuego sea lo más caliente que solemos encontrar en la Tierra, en comparación con las estrellas, es una temperatura muy pequeña.

De hecho, si observamos bien una llamarada, ya sea de una chimenea o de una hoguera, podremos ver que se aprecian diferentes colores. La distribución de estos colores también hace referencia a las zonas donde se alcanzan mayores temperaturas de la llama, aunque en ninguno de estos puntos la temperatura sea ni siquiera parecida a la de la superficie del Sol. Si nos fijamos bien en el fuego, veremos que los tonos azulados aparecen lo más cerca del combustible que se quema (por ejemplo un trozo de madera). A continuación, aparecerán los tonos amarillos y, finalmente, la parte más alejada del combustible será la parte roja o anaranjada. Por lo general, como esta parte es la más grande y la que más se ve, se suele asociar el color del fuego con estos colores. Pero, en realidad, si nos fijamos bien, veremos que todos los colores mencionados forman parte habitual de la mayoría de llamas u hogueras.

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