Por qué existen las estaciones del año

Por qué existen las estaciones del año

Uno de los fenómenos más interesantes y llamativos que tiene la naturaleza de nuestro planeta es la manera en la que se suceden los diferentes ciclos que forman parte de ella. De todos estos ciclos, uno de los más importantes, tanto por lo llamativo de su forma de ser como por las consecuencias que tiene para las formas de vida de nuestro planeta, son las estaciones. Si quieres saber por qué existen las estaciones del año, y qué importancia tienen para la vida en la Tierra, sigue leyendo EcologíaVerde y te lo contamos.

Por qué existen las distintas estaciones del año

Las estaciones del año son cuatro: primavera, verano, otoño e invierno. Cada una de ellas tiene sus propias características. Sin embargo, aunque en nuestra percepción sean cuatro períodos bien determinados, desde una perspectiva física, las estaciones son la consecuencia natural del movimiento del eje del planeta con respecto a su órbita.

Aunque los movimientos del planeta Tierra más conocidos sean el de traslación (alrededor del Sol) y rotación (alrededor de sí misma), existen otros movimientos que realiza y, de todos ellos, uno es el responsable de que existan las estaciones del año. Este movimiento es el que realiza el eje de la Tierra respecto a la órbita alrededor del Sol. Aunque no lo percibamos, el eje de la Tierra solo está perfectamente perpendicular al Sol durante los equinoccios de primavera y otoño (cuando el día y la noche son igual de largas). El resto del año, el eje está inclinado, llegando a su máxima inclinación los días del solsticio de verano e invierno (el día y la noche más largas o cortas del año respectivamente). Esto se debe a que el eje está en un constante movimiento en el que, cuando llega a su extremo (uno de los solsticios) vuelve a dirigirse a su posición perpendicular a la órbita (equinoccios). A continuación, repetirá la misma inclinación, pero en el hemisferio opuesto.

Aunque a priori puede parecer insignificante, el movimiento de la Tierra es el responsable de que las horas de luz a lo largo del año no sean las mismas a pesar de estar en un mismo punto geográfico. La consecuencia de estos ciclos de luz es que haya días más largos y más cortos, con sus correspondientes noches. En consecuencia, las temperaturas también varían y, de este modo, es como tienen lugar lo que desde la perspectiva humana y biológica percibimos como estaciones.

Qué importancia tienen las estaciones del año para la vida en la Tierra

Este movimiento natural de la Tierra que causa los cambios en las horas de luz y en la temperatura que llega a una misma región geográfica tiene una importancia fundamental para la vida en la Tierra. Hay que tener en cuenta que estos ciclos estacionales han existido en nuestro planeta prácticamente desde su nacimiento y, en consecuencia, la vida se ha desarrollado a partir de esta situación previa, lo que ha conllevado que se adapte a su existencia.

Algunos ejemplos de la importancia que tienen las estaciones son el ciclo de floración, que se inicia en primavera en la mayoría de las plantas, que se corresponde con la época en la que empieza el calor y, con él la presencia de insectos polinizadores como las abejas. Otro ejemplo son los árboles de hoja caduca, que pierden sus hojas cuando no hay mucha luz y, de este modo, utilizan sus recursos biológicos de forma más eficiente. También se puede tomar como ejemplo las migraciones de algunos animales, especialmente en el caso de las aves y algunos insectos, que se desplazan geográficamente dependiendo de las condiciones climáticas, normalmente, buscando temperaturas más agradables y adaptando sus ciclos reproductivos a estas condiciones.

Cómo explicar las estaciones del año a los niños

Una forma sencilla de explicar cómo funcionan las estaciones del año a los niños es usando un globo terráqueo y la luz de un flexo o linterna. Con estas dos herramientas, y tomando como referencia diferentes puntos en la superficie del globo, se puede cambiar la inclinación del mapa esférico para que sea el propio niño el que compruebe como, cambiando el eje, un mismo lugar tiene más o menos cuando giramos el globo.

Se trata de un experimento muy sencillo pero, al mismo tiempo, muy ilustrativo, y que seguro que sirve de gran ayuda en el momento de que los más pequeños entiendan qué son las estaciones del año desde una perspectiva global y a gran escala.

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