Qué es un punto limpio y para qué sirve

Qué es un punto limpio y para qué sirve

Por suerte, cada vez son más las personas que separan la basura que producen en su día a día, lo que ayuda a que el reciclaje se lleve a cabo de una forma más fácil y eficiente. Uno de los elementos que ayudan a este proceso son los puntos limpios o puntos ecológicos, que no son otra cosa que instalaciones dedicadas precisamente a recoger y catalogar los residuos con el fin de gestionarlos posteriormente de una forma responsable y respetuosa con el entorno.

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Qué es y cómo funciona un punto limpio, verde o ecológico

Un punto limpio, o también llamado punto verde, es una instalación dedicada a la recogida y catalogación de los residuos que producen los ciudadanos. En este sentido, realiza una labor similar a los contenedores de reciclaje que están junto a los cubos de basura en la vía pública. Pero, en el caso de los puntos limpios, son instalaciones mucho más grandes que permiten gestionar casi cualquier tipo de residuo, desde pilas y aceite de cocina, a muebles, electrodomésticos, basura tecnológica, etc.

Los puntos limpios están gestionados por el Ayuntamiento de la localidad en la que se ubiquen. De este modo, puede haber ciudades muy pequeñas que cuenten con puntos limpios muy reducidos y sin personal, mientras que en otras ciudades se dará el caso de contar con varios puntos limpios distribuidos por todo su territorio, que ocupen una superficie mayor y que, en muchos casos, cuenten con personal de trabajo que facilitará el depósito de los residuos cuando los ciudadanos los traigan.

Por otro lado, además de los puntos limpios fijos, algunas localidades cuentan con puntos limpios móviles. Estos puntos ecológicos son, en muchos casos, un camión con personal del punto limpio fijo más cercano que se desplazan a diferentes barrios una vez a la semana con el objetivo de facilitar el depósito de los desechos sin necesidad de que el ciudadano se desplace hasta el punto limpio fijo. Esto facilita con creces poder deshacerse de los residuos sobrantes, ya que los puntos limpios móviles se desplazan a los barrios más alejados de los puntos ecológicos fijos, lo que permite que no sea necesario un vehículo de transporte para llevar algunos de estos objetos de desecho y se evite que los ciudadanos los desechen mal.

Qué se puede tirar en un punto limpio y qué no

Por lo general, en un punto ecológico se puede tirar casi cualquier residuo o desecho que produce el ciudadano de a pie en su día a día. La gran diferencia con los contenedores de reciclaje es que, en un punto limpio o punto verde, también se dispone de espacio para objetos más voluminosos o, sencillamente, objetos que no se tiran con tanta frecuencia como puedan ser los envases, el papel o el vidrio.

Cada punto limpio se regirá por la normativa del Ayuntamiento al que pertenece. Sin embargo, en líneas generales, se puede decir que un punto ecológico aceptará los siguientes tipos de desechos.

Residuos que acepta un punto limpio

  • Cristales y vidrio, igual que en los contenedores verdes.
  • Cartón y papel, igual que en los contenedores azules.
  • Envases y plásticos, igual que en los contenedores amarillos.
  • Metales y objetos metálicos de un volumen medio.
  • Madera y objetos de este material.
  • Aceites de cocina usados, que deberán ser llevados en un recipiente correctamente cerrado (por ejemplo una botella de plástico).
  • Aceite de vehículos a motor.
  • Baterías de automóviles.
  • Medicamentos.
  • Pilas y baterías, también baterías de móvil.
  • Radiografías.
  • Luminarias de todo tipo, bombillas tradicionales, fluorescentes, LED, de bajo consumo, etc.
  • Pinturas, tanto acrílica como sintética, así como barnices, disolventes, etc.
  • Muebles, desde colchones, sillas, mesas, a carpinterías como puertas y ventanas.
  • Escombros, siempre y cuando procedan de obras de carácter doméstico.
  • Basura electrónica, televisores, ordenadores, móviles, afeitadoras eléctricas, pequeño electrodoméstico, etc.
  • Electrodomésticos grandes, desde neveras a aires acondicionados, lavavajillas, lavadoras, etc.
  • Ropa y calzado.
  • CDs, DVDs, cajas de plástico, cartuchos de tinta de impresora, material de oficina, etc.
  • Termómetros y elementos que lleven mercurio.
  • Restos vegetales procedentes de podas y desbroces.
  • Objetos decorativos, tales como espejos o cuadros.

Como se puede ver, en un punto limpio vamos a poder tirar prácticamente cualquier objeto del que queramos deshacerlos en nuestro día a día. No obstante, sí que existen una serie de materiales que no podremos llevar ya que, por su naturaleza, necesitan ser tratados de una forma especial para garantizar las condiciones de seguridad necesarias o, sencillamente, no están correctamente separados.

Residuos que no acepta un punto limpio

  • Residuos sin separar.
  • Residuos orgánicos.
  • Neumáticos.
  • Residuos de naturaleza radioactiva.
  • Residuos médicos potencialmente infecciosos.
  • Residuos tóxicos.
  • Recipientes que hayan contenido materiales tóxicos o potencialmente peligrosos, ya sea por su naturaleza infecciosa, radioactiva o cualquier otra.

Qué pasa con los residuos que se depositan en un punto limpio

Hay que tener en cuenta que el punto limpio es un lugar intermedio entre el ciudadano y la transformación final del residuo. Esto significa que en el punto limpio o ecológico no se va a transformar ningún residuo, ya sea para ser reciclado o para ser destruido. Los puntos limpios son lugares donde se recogen y catalogan los diversos tipos de residuos con el objetivo de facilitar su reciclaje o destrucción posterior. Esto se llevará a cabo mediante empresas públicas o privadas contratadas por el Ayuntamiento en cuestión, que se ocuparán de recoger los residuos y transportarlos hasta la planta de tratamiento correspondiente según sea el caso y la naturaleza del residuo.

De esta forma, se mejora la eficiencia en los servicios de recogida y gestión de residuos. Al fin y al cabo, el punto ecológico, limpio o verde es un lugar pensado para que el ciudadano de a pie tenga a su disposición de manera fácil y cómoda una manera para deshacerse de todos los residuos que genera y que no entrarían dentro de lo que podríamos considerar “basura diaria”.

Se trata, por tanto, de una instalación pensada precisamente para facilitar el reciclaje y gestión de residuos que, sin necesitar ser tratados de forma excepcional, sí que es cierto que no pueden ser tirados al cubo de la basura como la mayor parte de la basura que se produce en un ambiente doméstico.

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