Tortugas del Mediterráneo

Tortugas del Mediterráneo

¿Sabrías decir cuáles son las especies de tortugas marinas del Mediterráneo? ¿Quieres conocerlas mejor? Entonces, te interesará seguir leyendo. La mayoría de la comunidad científica asume que en el Mediterráneo solo hay tres especies frecuentes: la tortuga boba (Caretta caretta), la tortuga verde (Chelonia mydas) y la tortuga laúd (Dermochelys coriacea). No obstante, hay más especies de estos reptiles marinos que pasan por el Mediterráneo con menos frecuencia como, por ejemplo, la tortuga bastarda (Lepidochelys kempii), la cual se encuentra normalmente en el Golfo de México, aunque durante sus migraciones puede pasar por el área mediterránea.

Un aspecto importante a destacar de estas cuatro especies de tortugas mediterráneas marinas es que pertenecen a dos familias distintas. Además, en el mar Mediterráneo solo nidifican la tortuga boba y la verde, sobre todo en las costas orientales. No obstante, hay una característica común entre estas cuatro especies y que resulta muy preocupante: todas ellas están amenazadas a nivel global según la lista roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).

Si quieres descubrir mucho más sobre estos asombrosos animales marinos, sigue leyendo EcologíaVerde, pues en este interesante artículo, que te traemos gracias a la colaboración con la Fundación CRAM (Centro de Recuperación de Animales Marinos), hablamos acerca de las tortugas del Mediterráneo, sus características, estado de conservación, las amenazas que sufren y cómo ayudarlas, entre más detalles.

Tortuga boba o Caretta caretta

La especie Caretta caretta, llamada comúnmente tortuga boba o tortuga caguama, pertenece a la familia de los quelónidos (Cheloniidae), la cual se diferencia por tener un caparazón formado por placas óseas. La tortuga boba puede llegar a vivir más de 90 años, su caparazón puede llegar a medir más de 1,2 m de largo y un macho adulto puede pesar más de 100 kg.

Esta especie se encuentra distribuida en casi cualquier ámbito marino, por lo que habita en todos los océanos y en diversos mares, a excepción de las zonas árticas y antárticas. De las que habitan en la zona mediterránea, podemos decir que existen dos grupos poblacionales diferenciados: las tortugas bobas del mar Mediterráneo y las del océano Atlántico. Se ha constatado porque se ha descubierto que estos dos grupos se diferencian genéticamente y hacen migraciones diferentes, algunas no salen del mar Mediterráneo y otras viajan hasta este mar atravesando todo el océano Atlántico.

Se trata de la especie más abundante en el mar Mediterráneo y también hace sus nidos en las playas orientales de este mar. Cabe destacar que, según la lista roja de la UICN, la tortuga boba (Caretta Caretta) se encuentra en estado vulnerable a nivel global. Si te preguntabas Por qué la tortuga boba o caguama está en peligro de extinción, en este otro artículo aclaramos que su estado es de vulnerabilidad y las causas de este.

Tortuga verde o Chelonia mydas

Otra de las especies de tortugas del mar Mediterráneo es la tortuga verde o Chelonia mydas y, de hecho, es la segunda especie más presente en este mar, aunque es más abundante en el océano Atlántico y en el océano Pacífico. Esta especie pertenece también a la familia de los quelónidos (Cheloniidae), por tener el caparazón de placas óseas. Otro aspecto que comparte con la tortuga boba es que hace sus nidos en las costas del mar Mediterráneo, principalmente en las costas orientales.

Respecto a algunos de sus rasgos físicos, estas tortugas marinas pueden llegar a pesar entre 80 kg y 150 kg y a medir entre 90 cm y 1,6 m. Además, hay un rasgo curioso que caracteriza especialmente a las tortugas verdes: su alimentación, pues cuando se convierten en adultas cambian sus hábitos de alimentación y se vuelven herbívoras, alimentándose exclusivamente de algas y plantas marinas como, por ejemplo, la posidonia.

Según la lista roja de la UICN, la tortuga verde (Chelonia mydas) está en peligro de extinción a nivel global.

Tortuga laúd o Dermochelys coriacea

Otra de las tortugas mediterráneas marinas es la laúd, que no habita solo en esta zona pero sí podemos encontrarla aquí. Seguramente conozcas a una de las especies de reptiles marinos más famosas, la tortuga laúd, baula o tinglar (Dermochelys coriacea), conocida por ser la tortuga marina más grande del mundo, pues su peso medio es de 500 kg, pero puede llegar a pesar hasta 800 kg, y la media de su longitud es de 2 m, aunque puede llegar a medir 3 m.

Estas enormes tortugas marinas del Mediterráneo, en realidad, son visitantes esporádicas de estas aguas y su hábitat más común son los océanos Atlántico, Índico y Pacífico. De hecho, es una especie altamente migratoria porque se pueden desplazar varios miles de kilómetros.

Un dato curioso sobre esta especie es que es la única de su familia, la de los dermoquélidos (Dermochelyidae), pues su caparazón es de piel dura y no de placas óseas, como las que tienen los quelónidos (Cheloniidae).

En la lista roja de la UICN, podemos encontrar a la tortuga laúd (Dermochelys coriacea) como especie en estado vulnerable a nivel global, como la tortuga boba. Si tenías la duda sobre Por qué la tortuga laúd está en peligro de extinción, entra en este otro artículo en el que aclaramos su situación y las causas de esta.

Tortuga bastarda o Lepidochelys kempii

Tras conocer a las tres especies de tortugas marinas mediterráneas principales o más frecuentes, pasamos a comentar un poco las características y situación de una de las especies menos habituales en estas aguas, pero que también se puede encontrar a veces. Se trata de la tortuga bastarda, lora, cotorra o golfina (Lepidochelys kempii). Aunque sí hay presencia de tortugas bastardas en el mar Mediterráneo, es poco común encontrarlas porque su distribución se centra principalmente en la zona del Golfo de México, donde encontramos su mayor área de nidificación.

Es otra de las especies que forman parte de la familia de los quelónidos (Cheloniidae) al tener placas óseas formando su caparazón. Se trata de las tortugas del Mediterráneo más pequeñas, pues suelen llegar a medir hasta 90 cm y pesar hasta 45 kg.

A pesar de no ser una de las especies principales, hemos querido incluirla en este artículo porque, según señala la lista roja de la UICN, la tortuga bastarda (Lepidochelys kempii) está en peligro crítico de extinción a nivel globaly, de hecho, es la tortuga marina en mayor peligro de extinción.

Dónde ver tortugas marinas en España

Dónde ver tortugas marinas del Mediterráneo es una duda frecuente entre quienes tienen curiosidad por la vida marina. No obstante, como sucede con cualquier animal salvaje, es vital respetar su espacio. Conviene evitar el contacto directo y estar mucho rato en su presencia en estado salvaje, puesto que nunca podemos estar seguros de cómo pueden reaccionar, podemos asustar a sus presas y que entonces les cueste más alimentarse, se pueden estresar muchísimo y hasta desorientarse, entre muchos otros problemas.

Por ello, si quieres ver tortugas marinas en España, busca centros especializados en submarinismo y que respeten suficientemente el espacio de estos animales. Otra posibilidad es que acudas a centros de recuperación, como la Fundación CRAM, en los que estos animales se encuentran en rehabilitación. Aquí no nadarás con tortugas marinas, pero las verás de cerca e incluso podrás ser voluntario/a y ayudarlas a recuperarse.

Amenazas de las tortugas del Mediterráneo

Las tortugas del Mediterráneo tienen muchas amenazas y cada una impacta de un modo distinto en cada especie. Estas son las principales amenazas de las tortugas marinas en el mar Mediterráneo:

  • Existe mucha interacción accidental con los pescadores, que muchas veces pescan con técnicas de arrastre a estos animales sin querer. Estos accidentes pueden causarles lesiones y heridas, pues se quedan enredadas en las redes de pesca. Además, hace poco, se descubrió que también padecen una enfermedad llamada síndrome de descompresión, debido al estrés que sufren y porque están sometidas a un cambio de presión muy brusco cuando las redes son elevadas hasta la superficie de forma rápida.
  • También sufren colisiones con las embarcaciones, ya sean de barcos de pescadores o de otros tipos, como de transporte de mercancías o embarcaciones turísticas.
  • Evidentemente, tenemos el problema de la contaminación marina, sobre todo con el plástico. Las tortugas comen plásticos accidentalmente, pues los confunden con facilidad con su alimento. Por ejemplo, suelen confundir las bolsas de plásticos con las medusas que entran en su alimentación habitual. Estas ingestiones les pueden provocar obstrucciones, ahogamientos o desnutrición. En los casos en los que los residuos se quedan enredados en sus aletas, como es el caso de las redes fantasmas, pueden llegar a ocasionarles hasta amputaciones.
  • Otro de los problemas destacables es la destrucción de su hábitat.
  • El cambio climático también está produciendo un cambio en las zonas de nidificación y en el porcentaje de hembras y machos que salen de los huevos, puesto que el sexo resultante de estas crías depende de la temperatura del nido. Como muestra de este efecto, en el mar Mediterráneo concretamente, nos estamos empezando a encontrar casos de puestas de huevos en la zona occidental, lo cual no es un suceso normal porque estos animales suelen nidificar en las costas mediterráneas orientales.

Todos estos factores son una gran amenaza para la supervivencia de estas especies, que tienen cada vez más dificultades para poder sobrevivir en el medio marino actual.

Cómo ayudar a las tortugas del Mediterráneo que están en peligro

Las tortugas en peligro de extinción, ya sea en este estado exacto, en un grado menor (vulnerable) o en uno mayor (peligro crítico de extinción), necesitan la ayuda de personas que estén dispuestas a compensar esta mala situación que se ha visto empeorada por las actividades humanas. Se pueden llevar a cabo muchas acciones para ayudar a las tortugas marinas mediterráneas.

Colabora con la Fundación CRAM

Una forma directa de ayudar a las tortugas del mar Mediterráneo es colaborar con fundaciones dedicadas a velar por ellas, como la Fundación CRAM (Centro de Recuperación de Animales Marinos).

Si quieres ayudar a que las tortugas marinas mediterráneas que necesitan asistencia puedan ser rescatadas, tratadas, rehabilitadas y liberadas en su hábitat natural una vez estén listas para ello, puedes hacer una donación, desde 1 € al mes hasta la cantidad que quieras o puedas donar, la cual puede ser puntual o continua. También puedes apadrinar a una tortuga de las que se tienen que quedar a vivir en el centro de recuperación por no poder sobrevivir solas en la naturaleza o bien, puedes acercarte al centro y hacerte voluntario/a. Si quieres más información puedes entrar en este enlace y conocer cómo colaborar con la Fundación CRAM. Además, aquí abajo te dejamos un vídeo de uno de sus rescates: Rambo, la tortuga boba sin 2 aletas que fue rescatada; conoce su historia y mucho más sobre esta fundación.

Otras formas de ayudar a las tortugas del Mediterráneo

  • Respecto a la problemática de la contaminación, es muy importante hacer una buena gestión de nuestros residuos reciclando, reutilizando y, sobre todo, reduciendo el uso de residuos como el plástico y los objetos de un solo uso.
  • También podemos contribuir apoyando en la compra de productos marinos de proximidad y con etiquetas de pesca sostenible, en comercios fiables y con el pez bien etiquetado, respetando las tallas mínimas y eligiendo peces o mariscos pescados con técnicas pesqueras selectivas y sostenibles. De este modo, ayudaremos a regular el problema de la sobrepesca y de las técnicas de pesca que arrasan con todo tipo de especies, incluidos estos reptiles marinos.
  • Sabiendo que cada año las tortugas llegan con más frecuencia a las playas mediterráneas para nidificar, resulta necesario que la población se informe de cómo actuar en caso de encontrarse con alguna tortuga haciendo el nido o, incluso, en el caso de que se la encuentre varada o herida en la arena o en el mar.
  • Finalmente, para el tema del cambio climático, debemos reducir las emisiones de CO2 masivas que se están registrando en estos últimos años. Para ello, podemos reducir el gasto energético del hogar, fomentar el transporte público, comprar productos de proximidad, reducir el consumo de carne (pues las fábricas cárnicas son las responsables del 15% de las emisiones de dióxido de carbono anuales), comprar objetos de segunda mano, etc.

Para que conozcas un poco más a estos animales, te aconsejamos leer este otro artículo sobre Cómo se reproducen las tortugas marinas.

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