Diferencia entre huracán y tifón

Bien, lo primero que debemos decir es que un huracán, un tifón y un ciclón son exactamente el mismo fenómeno atmósferico: grandes sistemas cerrados con un centro de bajas presiones y fuertes vientos que rotan en sentido horario en el hemisferio sur y, en cambio, en sentido antihorario en el hemisferio norte.

¿Son palabras sinónimas entonces? Lo cierto es que no lo son del todo. Los investigadores usan las palabras huracán, tifón o ciclón según la zona en la que se originan. Por tanto, la principal diferencia entre huracán y tifón está en el lugar del planeta en el que sucede.

Estas son las principales características de los huracanes y tifones:

• Se le llama huracán cuando la tormenta se da en el nororiental Pacífico, el Caribe o el Atlántico norte. La palabra huracán viene del nombre del dios caribeño del mal, llamado Huracán o Hurricane (del maya hunracán).
• Cuando la tormenta se da el Pacífico noroccidental, se le llama tifón.
• Además, en el ámbito de las denominaciones de estos fenómenos, la tormenta debe tener vientos que alcancen unas velocidades de un mínimo de 119 kilómetros por hora para poder ser considerados como tales.
• Un huracán cuyos vientos superen o alcancen los 179 kilómetros por hora de velocidad se clasificará como huracán intenso. A su vez, si un tifón llega a registrar vientos con velocidades de al menos 241 kilómetros por hora, pasará a llamarse supertifón.

Por último, también queremos hablar un poco de los ciclones. Si se da en la zona sur del Pacífico o en el Océano Índico, reciben el nombre de ciclón o ciclón tropical. Los ciclones se designan siempre con nombres de persona. En la lista, se les llama a cada uno con una letra del abecedario excepto las letras Q, U, X, Y y Z. La lista es reemplazada cada 6 años, pero los nombres de ciclones particularmente destructivos quedan retirados para formar parte de los registros históricos.

Así es cómo se forman los huracanes y tifones:

1. Los huracanes, tifones y ciclones se forman cuando las tormentas eléctricas se desplazan y acumulan sobre aguas oceánicas cálidas, motivo por el cual todos estos fenómenos naturales tienen incidencia sobre zonas tropicales o cercanas a estas.
2. El aire cálido de la superficie del mar se combina con el de la tormenta y empiezan a ascender ganando altitud y formando remolinos, lo que provoca que la presión a nivel de superficie del océano descienda.
3. Esto, a su vez, atrae masas de aire cercanas que buscan cubrir esa baja presión. El desplazamiento de las masas de aire en direcciones opuestas provoca que la tormenta empiece a girar sobre sí misma, mientras el aire caliente hace disminuir la presión a altitudes mayores.
4. El efecto Coriolis, provocado por la rotación de la Tierra, incrementa el giro del sistema, y el agua caliente del océano aporta aún más energía al conjunto, haciendo que los vientos aumenten su velocidad y la tormenta vaya ganando fuerza.

Estas tormentas generan unas cantidades enormes de energía, que pueden provocar daños materiales y personales enormes, tanto por la fuerza de sus vientos como por las precipitaciones torrenciales que pueden traer.

Para hacernos una idea con un ejemplo llamativo, la energía liberada por un huracán medio es equivalente a la detonación de una bomba nuclear de 10 megatones cada 20 minutos. No cuesta imaginar por qué son tan peligrosos y por qué, pese a sus muchos intentos, el ser humano no ha encontrado forma de pararlos o, al menos, de evitar todas las destrozas finales, aunque sí se logra disminuirlas en muchas ocasiones, gracias al conocimiento científico y a los estudios que nos dan algunas previsiones.

Además, en los últimos años la fuerza de estas tormentas parece ir en aumento. No se ha podido demostrar si la causa de esto es expresamente el cambio climático, aunque se cree que sí ya que es un hecho que océanos más cálidos aportan más energía a estos sistemas. Sin embargo, es difícil poder afirmar nada por la enorme cantidad de factores que influyen en la formación y desarrollo de estas tormentas.

Así, si la temperatura global sigue subiendo, es probable que veamos cada vez más de estas tormentas y, además, de mayor categoría.

Cuando se habla de ciclones, tifones y huracanes, es habitual mencionar también los tornados como otro de sus casi sinónimos, cuando es un error. Los tornados son muy fáciles de reconocer, pues se trata de las columnas de aire estrechas que se desplazan girando a gran velocidad sobre sí mismas, desde el suelo a la base de una nube cúmulo o cumulonimbus.

Los de gran tamaño pueden percibirse fácilmente a simple vista y son ciertamente difíciles de confundir. Pueden alcanzar vientos de velocidades superiores a los 400 kilómetros por hora y, aunque son muy violentos y espectaculares, están a una escala de influencia mucho menor que la de los huracanes, tifones y ciclones, cuyo tamaño puede superar los 900 kilómetros.

Descubre más sobre qué es un tornado en este otro artículo de EcologíaVerde sobre la Diferencia entre huracán y tornado.

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