El árbol Kiri, un gran aliado del planeta
Es un árbol ornamental, grande y frondoso, realmente llamativo, originario de China y bautizado con el nombre de Kiri (paulownia tomentosa o paulownia imperial), si bien también se le conoce como árbol Emperatriz. Pero estas características no son las que le han dado una especial relevancia a nivel ambiental.
¿Entonces, qué tiene de especial este árbol de la familia de las paulowniaceae perteneciente a la familia de las paulowniaceae? Su rasgo distintitivo, eso que lo convierte en único está relacionado con su eficiencia a la hora de hacer la fotosíntesis.
Ventajas ambientales del Kiri
Además de esta sorprendente productividad como sumidero de carbono y emisor de oxígeno, pese a no pertenecer a zonas áridas es un árbol muy resistente. Tanto a enfermedades o plagas como a falta de recursos, entre ellos la pobreza de los suelos, las sequías o su polución.
La razón principal por la que le afectan menos las enfermedades, entre otros motivos, es la pequeña proporción de aceites y resinas que contiene. Asímismo, se adapta a suelos que la agricultura intensiva ha empobrecido y polucionado, al tiempo que se revela como una solución para dar salida a espacios contaminados por hidrocarburos u otros químicos a consecuencia de desastres ambientales.
Con la doble ventaja de convertir espacios inviables a nivel ambiental en zonas verdes y recuperar sus propiedades en cierto modo gracias a la aportación de oxígeno y nitrógeno. Como cualquier árbol previenen la erosión, con mayor motivo en su caso al tener raíces potentes. Por otra parte, sus profundas raíces ayudan también a la regeneración del suelo, puesto que a su alrededor se crea un microhábitat en el que proliferan los microorganismos que aportan riqueza a la tierra.
Dentro de este aspecto, también mejora especialmente la permeabilidad del suelo, así como la retención hídrica. No olvidemos que el potencial de la retención hídrica es un factor importante en el ciclo hidrológico, sin olvidar su papel en la reducción de las escorrentías.
Su crecimiento es otro aspecto digno de resaltar. De entre todas las especies de árboles conocidas, tiene el récord en rapidez de crecimiento. En menos de un año puede alcanzar los 6 metros de altura, y crece un promedio de 2 centímetros diarios y en poco más de un lustro se acercará a su máximo tamaño.
Este crecimiento, como es lógico, no ha pasado desapercibido para la industria. De hecho, el Kiri tiene un sinfín de aplicaciones industriales, habida cuenta además de las propiedades de su madera, que se caracteriza por ser ligera, uniforme y muy productiva. No es bambú, una alternativa ecológica a la madera, pero dentro de éstas realmente sí marca la diferencia.
Los incendios, un enemigo de los bosques, también se mantiene bastante a raya con esta especie. No son ignífugos, una característica todavía no se conoce en los árboles, pero sí demuestra una enorme resistencia al fuego, pudiendo sobrevivir a temperaturas de hasta 435 grados centígrados.
Un árbol para salvar el planeta
Como proyecto de éxito cabe mencionar el programa The Kiri Tree Revolution, que pronto cumplirá una década de siembra de este árbol en Texas, Estados Unidos, con el fin de alcanzar la meta de llegar al millón de plantaciones. Argentina o México, entre otros países, también están interesados en su plantación, con distintos proyectos en marcha o en ciernes que han comprobado la idoneidad del clima para que la especie prospere.
Al margen de casos de éxit, más allá de explicaciones científicas sobre estas características idóneas para un contexto como el actual, -en el que el cambio climático y la deforestación están haciendo de las suyas-, importa sencilla y llanamente que las tenga. Es decir, la suma de todas ellas en un mismo árbol es lo que convierte al Kiri en un gran aliado para salvar al planeta y también a nosotros.
Son las que le otorgan un gran valor para mejorar el entorno y disponer de un importante recurso desde el punto de vista económico. Aunque, cómo no, los amantes de los árboles no vean con buenos ojos su tala. Pero esta es otra historia, más solidaria y hermosa, pero también con un mayor grado de utopía.
Conclusiones
Es decir, consume más dióxido de carbono (CO2), principal gas de efecto invernadero, y produce también mayor cantidad de oxigeno si lo comparamos con otros árboles. Una capacidad que explican sus enromes hojas y sus peculiares características metabólicas.
En cifras, aumenta de forma importante la productividad de otros árboles, pudiendo llegar a multiplicarla por diez. Concretamente, cada día un solo árbol de Paulownia captura un captura unos 21,7 kilógramos de CO2 para convertirlos en casi 6 kilógramos de oxígeno.
Su alta capacidad para oxigenar y refrescar el ambiente se suma a su bonita estampa para convertirlo en una opción eco amigable para los jardines de las contaminados urbes. No en vano, se trata de un árbol majestuoso, con un gran potencial para la jardinería ornamental que, a su vez, proporciona una agradable sombra, junto a otras muchas ventajas que se mencionan a continuación.
Igualmente, las plantaciones de Kiri son una solución interesante para la repoblación forestal. En este caso no siempre se respeta el espacio necesario para que puedan desarrollar sus copas todo lo necesario. Una circunstancia que también se produce cuando se plantan con fines económicos, concretamente para la obtención de madera aprovechando su rápido crecimiento. Por su parte, cuando tiene que competir con árboles más altos que le dan sombra tiene muchas dificultades para desarrollarse.
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