La moda sostenible y las ventajas sobre el fast fashion

En este escenario, son cada vez más las marcas de moda sostenible que podemos encontrar, como es el caso de Fieito. Esto se relaciona a la crisis climática y ambiental que necesita que las industrias del mundo, de los distintos sectores, empiecen a asumir el desafío que todas tienen para transitar hacia un modelo más sostenible.

Con este horizonte común, lo que la moda sostenible busca es convertirse en una alternativa más amigable para el planeta que el fast fashion o moda rápida. Su foco se encuentra en el concepto de reducir, de reutilizar y de reciclar, que son pilares de la economía circular, cada vez más demandada. La economía circular busca transformar la forma en que se produce y se consume, pero también la forma en que se piensa el desarrollo y el mercado.

En el libro bautizado como Armario sostenible: Aprende a comprar de manera consciente e inteligente, la comunicadora y experta en moda española, Laura Opazo, busca dejar claro que la ropa es capaz de transmitir un mensaje que va cambiando con el paso del tiempo. Esto, debido a que entiende que la moda es un fiel reflejo de la sociedad que está en continua evolución. Entiende, al mismo tiempo, que asumir esta perspectiva puede ayudar a entender cómo se fue gestando el cambio de paradigma en el consumo de moda desde comienzos del siglo XX hasta nuestros días.

Para entender mejor la historia de la moda, debemos situarnos en la Segunda Guerra Mundial. Hasta entonces, la indumentaria no era un producto de consumo diario, sino que las prendas estaban más relacionadas a la idea de reposición. A partir de la década de 1950, el concepto y la práctica en relación a la moda cambiaron sustancialmente.

¿Por qué? Porque los jóvenes ya no tenían que ir a la guerra, lo que amplió la mano de obra disponible. Además, al mismo tiempo las mujeres empiezan a introducirse masivamente en el mercado del trabajo en Occidente, lo que generó también el inicio de un momento de bonanza económica, cimentando la confianza de las sociedades en el consumo.

Es en el conjunto de estos factores y en el avance tecnológico que se incrementa la producción industrial. Además, el crecimiento de la publicidad potencia el consumo y una producción cada vez más intensa. Así se entra en un sistema desequilibrado y, a partir de la década del 2000 irrumpe el fast fashion, donde las personas buscan no usar indumentaria sino consumirla. Por eso, la ropa se usa menos tiempo y se descarta, pasando a comprar nuevamente en un ciclo sin fin.

Entendiendo que la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo según un estudio presentado por la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo, y que más del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero son producidas por la industria de la indumentaria y el calzado (y que se prevé un aumento de más del 60% para 2030), la moda sostenible busca reducir este impacto.

Lo que busca la moda sostenible es acudir a alternativas que alarguen la vida útil de las prendas, como así también promover su reutilización en lo que se conoce como segunda mano, alquiler de indumentaria, armarios en la nube, entre otras cosas. Pero, además, busca producir prendas utilizando menos materiales y procesos contaminantes.

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