Qué es la obsolescencia programada y ejemplos
El concepto de obsolescencia programada está más presente cada día que pasa y esto no es de extrañar, ya que cada vez es más patente que la vida útil de los productos que consumimos es más corta que antes, un tiempo que se reduce cada día más. Todas y cada una de las personas consumimos ciertos productos que, de forma rutinaria, tendremos que reemplazar.
Desde EcologíaVerde te invitamos a seguir aprendiendo más acerca de este tema con este artículo sobre qué es la obsolescencia programada y ejemplos.
Qué es la obsolescencia programada
Todos los productos tienen una vida útil más o menos alargada. Distinguimos dos tipos de obsolescencia:
- Obsolescencia por desgaste o evolución: antes de surgir la obsolescencia programada, los productos quedaban obsoletos debido al desgaste natural de su uso, o por el surgimiento de una tecnología mucho mejor que los reemplazaba.
- Obsolescencia programada: es la más habitual hoy en día. En este tipo de obsolescencia, la empresa que diseña el producto decide el tiempo de vida útil del mismo, según su interés por vender más cantidad de dicho producto o para dejar paso al siguiente modelo que se puede poner de moda.
Así, la obsolescencia programada es una estrategia empresarial que consiste en restringir la vida útil de los productos con los que comercia. El fin de esta estrategia es muy claro: generar nueva demanda para que la empresa pueda seguir manteniendo unos niveles altos de ventas.
Pongamos un ejemplo muy claro: si una empresa que produce ordenadores fabrica ordenadores que duran 20 años, en 20 años venderá un solo ordenador por cliente, es decir en 20 años venderá 20 ordenadores. Sin embargo, si produce ordenadores con una vida útil de 10 años, en ese mismo periodo de tiempo habrá vendido el doble, es decir en 20 años habrá vendido 40.
Esta estrategia tiene importantes repercusiones en la industria, la economía, la sociedad y, muy especialmente, en el medio ambiente, como veremos más adelante.
Dentro del marco "obsolescencia programada", podemos encontrar tres estrategias básicas:
- Obsolescencia de función: sale al mercado un producto con nuevas funciones.
- Obsolescencia de calidad: la empresa introduce alguna pieza en el producto que aguantará sólo durante el periodo de tiempo en el que esté vigente la garantía del mismo. Además, diseñan los productos de forma que sea menos rentable la reparación que la compra de un nuevo artículo.
- Obsolescencia de deseo: no se cambia apenas el producto, pero se genera el deseo en el consumidor de comprar uno nuevo. Un ejemplo paradigmático es la industria de la moda.
Ejemplos de obsolescencia programada
El documental "Comprar, tirar, comprar", cuyo título alude a la evidente dinámica consumista el la que estamos inmersos, nos proporciona algunos ejemplos de obsolescencia programada que son especialmente representativos de este problema:
- Bombillas: las primeras bombillas que se produjeron estaban diseñadas para funcionar el mayor tiempo posible. Después se introdujo un filamento de menor grosor que se rompía más fácilmente para que se tuvieran que comprar más a menudo.
- Medias de nylon: igualmente, las primeras medias se hacían con hilos más gruesos y un intrincado más resistente. Al cambiar estas características, se hicieron comunes las ya ahora inevitables carreras en las medias, que nos llevan a tirarlas y comprar otras.
- Baterías de los teléfonos móviles o celulares: este es un ejemplo de un producto mucho más actual. Hace unos años se podían cambiar sin problema. Ahora algunas compañías han impedido que el usuario no pueda acceder a la batería, impidiendo por completo su reemplazo.
Ventajas y desventajas de la obsolescencia programada
Otro tema a tener muy presente sobre este tipo de obsolescencia, es conocer bien cuáles son las ventajas y desventajas de la obsolescencia programada. Aquí mencionamos las principales:
Ventajas de la obsolescencia programada
- Fomento de la economía: la economía capitalista necesita estar en constante crecimiento para no colapsar. La obsolescencia programada sirve a este propósito.
- Más creación de trabajo: en principio, al haber más demanda de productos, más personas pueden encontrar trabajo en las distintas partes del proceso de producción, desde el diseño hasta la fabricación y muchos más. No obstante, no significa que sin esta obsolescencia no pudiera haber otra gran variedad de trabajos relacionados con los mismos productos.
Desventajas de la obsolescencia programada
- Genera residuos: la producción y la venta constante de todo tipo de productos hace que se generen toda clase de residuos de distintos materiales, tanto reciclables como no reciclables. Estos residuos acaban contaminando de una forma u otra, por ello es importante la reducción del consumo, según la teoría de las 3R de la ecología.
- Genera otros impactos ambientales: gran consumo de agua, de energía proveniente de diversas fuentes y de recursos naturales en general, como materias primas para los productos.
- Falta de respeto por el consumidor: por una buena parte de la población, este comportamiento por parte de las empresas es poco ético, tanto para los propios consumidores, pues también hay productos muy caros a los que se les da una vida muy corta, como para el medio ambiente. Muchos de estos usuarios acaban por comprar productos similares de otras marcas y/o calidades.
Cómo afecta la obsolescencia programada a la generación de residuos
La obsolescencia programada tiene un claro impacto en la generación de residuos, ya que impulsa la economía mundial al consumo de recursos que en última instancia acabarán como residuos.
Tengamos en cuenta que la obsolescencia programada no se enmarca en la llamada "economía circular", por lo que los residuos que se generan no están pensados para reintroducirse en el ciclo de producción. En el mejor de los casos, estos residuos serán reciclados, con el correspondiente gasto energético. En el peor, y esto ocurre a menudo, acabarán generando graves problemas medioambientales.
Qué podemos hacer para evitar la obsolescencia programada
Estos son algunos consejos para evitar consumir productos con obsolescencia programada o, al menos, reducir su presencia en nuestra vida si así lo queremos:
- Recordemos la simples reglas de las Rs: lo primero, siempre, es reducir.
- Constantemente estamos siendo bombardeados por anuncios que nos instigan a consumir variedad de artículos. Pero antes de comprar, podemos preguntarnos si realmente necesitamos lo que nos estamos planteando: "si mi teléfono funciona, ¿necesito uno de última generación?" Recordemos precisamente que una de las modalidades de obsolescencia programada no es generar un cambio en el producto, sino un deseo en el consumidor. Esto nos lleva además a otro tipo de reflexión, como por ejemplo: "¿de verdad va a aportar valor a mi vida el tener un armario lleno de ropa que no me pongo? ¿Mis amigos me van a apreciar más porque me compre un coche nuevo?". La gran mayoría de la publicidad no vende un producto concreto, vende un ideal de vida a través de un producto. Dejarnos llevar por la vorágine consumista que nos promete la felicidad puede alejarnos, precisamente, de la vida plena que queremos alcanzar.
- En última instancia, siempre vamos a necesitar productos que consumir. Hay empresas responsables que ya se han hecho eco de esta problemática, que incorporan a su actividad el llamado "diseño sostenible". Buscar estas empresas y consumir lo que tengan que ofrecer ayuda, no solo a reducir residuos directamente y a hacernos consumidores más responsables, sino también a fomentar la expansión de este tipo de empresas.
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