¿Hasta qué punto un EV nos ayuda a reducir las emisiones de CO2?
Pese a la gran cantidad de información disponible, sigue habiendo polémica en torno a la transición hacia una flota de vehículos eléctricos. Los partidarios de los vehículos de gasolina –y, por supuesto, las empresas petroleras– continúan argumentando que los vehículos eléctricos no suponen una mejora medioambiental con respecto a los vehículos de gasolina o diésel, con argumentos más o menos acertados.
Vamos a repasar algunos de los principales puntos esgrimidos por los partidarios de los vehículos de gasolina, para ver cuáles tienen algo de verdad, y cuáles son simplemente falsos. ¿Hasta qué punto un EV nos ayuda a reducir las emisiones de CO2? Sigue leyendo este artículo de EcologíaVerde para conocer la respuesta esta duda
¿La producción de un EV emite más CO2 que la de un coche de gasolina?
El argumento más repetido por los aficionados a la gasolina sugiere que la producción de un vehículo eléctrico requiere de mayores emisiones de CO2 debido a que la fabricación de la batería es mucho más intensiva en términos energéticos. Y esto es cierto. Desde la extracción del litio necesario para la batería hasta su refinado y la fabricación de la batería en sí, este proceso consume mucha más energía que la fabricación de un coche convencional.
Sin embargo, hay varios aspectos a considerar que enseguida inclinan la balanza en favor de los EVs. En primer lugar, esta mayor cantidad de emisiones inicial queda compensada con creces a medida que el EV desarrolla su vida útil. Según un estudio de Hannah Ritchie, las emisiones totales de un EV –sumando la fabricación y la circulación– pasan a ser menores que las de un vehículo de gasolina a partir de los dos años de uso, en promedio.
Además, si el vehículo eléctrico circula en un territorio donde el porcentaje de energía eléctrica generada a partir de fuentes renovables es muy alto, sus emisiones de CO2 totales serán todavía menores. Y no solo eso. La fabricación de baterías también puede hacerse de manera más o menos ecológica en función de la cantidad de energía eléctrica procedente de fuentes renovables empleada por la fábrica en cuestión.
Resultado: Aunque fabricar un EV consume más energía que la de un coche convencional, los EVs emiten mucho menos CO2 que un coche de gasolina a medio y largo plazo.
¿Las baterías de los EVs dejan de funcionar a los cinco años?
Otro argumento esgrimido por los partidarios de los vehículos de gasolina sugiere que las baterías de los vehículos eléctricos dejan de funcionar adecuadamente al cabo de unos cuatro o cinco años, lo que obligaría a reemplazarlas y multiplicaría sus emisiones de CO2, porque incorporaría las emisiones de la fabricación e instalación de la nueva batería. Sin embargo, este no es realmente el caso.
Tesla –el fabricante de EVs de referencia en Occidente– fabrica sus baterías para que tengan una duración de 15 años, si bien prevé que la batería funcione al 70% de su capacidad después de 8 años o 250.000 kilómetros. Las valoraciones químicas y otros procesos realizados durante el proceso de fabricación de la batería monitorean que la densidad de la batería sea la correcta para su correcta durabilidad.
Otros estudios sugieren que las baterías de Tesla podrían llegar a durar hasta 35 años, dependiendo de las condiciones de circulación. Y cifras aportadas por otros fabricantes como BYD también sugieren rangos de operabilidad muy superiores a los 15 años. Incluso las previsiones más cortas permiten a los vehículos eléctricos ser mucho más respetuosos con el medio ambiente que los vehículos de gasolina.
Resultado: La duración de las baterías de los EVs es muy superior a la sugerida por los partidarios de los vehículos de gasolina, lo que hace que los EVs sean mucho más ecológicos.
¿Las emisiones de CO2 de los EVs se trasladan a la red eléctrica?
Finalmente, un argumento sugiere que los EVs no emiten menos CO2 que los coches de gasolina, sino que simplemente trasladan esas emisiones a las centrales eléctricas. Este argumento es falso por varias razones, comenzando por el hecho de que no todas las centrales eléctricas emiten CO2. La energía nuclear y las energías renovables son limpias en este sentido, así que, cuanto más presentes estén en un país, más limpios serán los EVs que circulen en él.
En España, la electricidad libre de emisiones de CO2 constituyó más del 69% de la producción total en 2023, con la energía eólica y la energía nuclear liderando la producción. Las centrales de ciclo combinado supusieron el 17,3%, mientras que las centrales de carbón solo constituyeron un 1,5% de la electricidad generada. Circular vehículo eléctrico por España es realmente limpio, y lo será todavía más en los próximos años.
Un problema digno de mención es la capacidad de la red eléctrica, que actualmente no está preparada para alimentar un hipotético parque vehicular constituido por un 100% de EVs. La actual capacidad de producción eléctrica de España –y del resto del mundo– deberá continuar creciendo para hacer frente a la demanda de los EVs, pero la transición está siendo gradual, así que se trata de un desafío más que asumible.
Resultado: La red eléctrica emite mucho menos CO2 gracias a las centrales de energía renovable y energía nuclear, lo que hace que los EVs sean mucho más limpios.
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