Qué es la energía biomasa y para qué sirve
En la búsqueda de nuevas energías que nos permitan liberarnos de la dependencia de los combustibles fósiles, una de las fuentes energéticas que ha tomado un protagonismo renovado ha sido la biomasa y todas las formas en las que puede presentarse. Se trata de una energía que, si bien no es completamente limpia, sí que se presenta como una energía renovable y que permite un equilibrio de emisiones de gases bastante atractivo. Si quieres saber más sobre este tipo de combustible sigue leyendo EcologíaVerde en el que te explicamos qué es la energía biomasa y para qué sirve.
Qué es la energía biomasa
La biomasa es un combustible que se obtiene a partir de materia orgánica. Su nombre deriva del prefijo “bio“ (vida) y la palabra masa. Es decir, “materia viva”. De este modo, la biomasa es un tipo de combustible que se caracteriza por estar fabricado a partir de materia orgánica. Aunque muchas veces pensamos que la biomasa solo se refiere a la que se obtiene con la madera como combustible, la realidad es que existen muchísimos otros tipos. A continuación te hablaremos sobre los distintos tipos de biomasa.
Qué tipos de biomasa existen
En realidad, existen tantos tipos de biomasa como se quieran fabricar. Cuando se habla de biomasa se suele hacer referencia a los combustibles orgánicos que se obtienen a partir de la madera. El ejemplo más común de todos son los “pellets”, que son virutas de madera que se obtienen a partir de los desechos de la industria maderera y que se prensan hasta formar pequeños cilindros de un tamaño más pequeño que el de una pila alcalina. Estos pellets se comercializan en sacos, que se usan como combustible de las calderas de biomasa, que son los equipos donde se quema para obtener energía que pueda ser utilizada de diferentes formas.
Sin embargo, además de los pellets, existen muchos otros tipos de biomasa. De hecho, si pensamos en la leña (la misma que se usa para encender las chimeneas) lo único que estamos haciendo es pensar en la biomasa más antigua de todas, aquella que lleva usando el ser humano para calentarse desde tiempos prehistóricos.
Por otro lado, además de los pellets y de la leña, se puede obtener biomasa a partir de cualquier materia orgánica que, una vez que se haya secado, arda con facilidad. De este modo, se puede obtener biomasa de:
- Los restos de la comida.
- De los desechos de la industria agrícola.
- A partir de los excrementos de los animales herbívoros.
Energía biomasa: ¿limpia o contaminante?
La biomasa es una energía renovable porque no se agota, se puede obtener de forma infinita a partir de los recursos naturales que ofrece la vida orgánica. Sin embargo, no se trata de una energía totalmente limpia.
Cuando la biomasa es quemada produce dos tipos de residuos: ceniza y gases. Dado que las cenizas son el resultado de la combustión de materia orgánica, muchas de estas cenizas se pueden utilizar como fertilizantes naturales o, incluso, en la fabricación de cementos o para luchar contra las mareas negras (ya que tienen la capacidad de adherirse al crudo con bastante facilidad).
Los gases son el otro tipo de residuos que genera la biomasa, hay de diferentes tipos, pero el que destaca por encima de cualquier otro es el CO2 (el principal de todos los gases responsables del efecto invernadero). De este modo, ante la pregunta de si es una energía limpia, la respuesta correcta es que no, la biomasa no es una energía limpia. No obstante, esta afirmación se debe matizar y, a continuación, te lo vamos a explicar.
Por qué la biomasa no se considera una energía limpia
Los matices de los que hablábamos antes los encontramos en la forma de fabricarla. Hay que tener en cuenta que, para obtener biomasa, primero hace falta plantar vegetales (especialmente árboles) que sirvan de base para producir la biomasa en sus diferentes formas. De esta forma, aunque durante la combustión de la biomasa se libera CO2, hay que tener en cuenta que, para producir esa biomasa, antes ha sido necesario que una gran cantidad de CO2 (que ya estaba presente en la atmósfera) fuera absorbido por las plantas para su crecimiento. De este modo, aunque la biomasa genera CO2 en su combustión, también destruye CO2 durante su producción. Por ello, muchas personas hablan de una energía con “huella de carbono neutral”, es decir, no reduce la cantidad de CO2 presente en la atmósfera, pero tampoco la amplía.
Teniendo esto en cuenta es inevitable que nos hagamos una pregunta, ¿pero no será mejor que esos árboles no se talen para hacer biomasa y sigan produciendo oxígeno? Por supuesto que sí. Pero la realidad es que la biomasa se obtiene de plantaciones que son desarrolladas de forma expresa para tal fin, nunca procedentes de bosques primarios (los que han crecido de forma natural y sin influencia de la mano del hombre). Es decir, que si no fuera por la biomasa no se plantarían, por lo que el nivel de CO2 en la atmósfera no se reduciría con esta actividad.
Ventajas de la energía biomasa
La principal ventaja que presenta la biomasa frente a otro tipo de energías es que, aunque como ya hemos dicho que no es completamente limpia, sí que es considerablemente más limpia que cuando se usan combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) y que, además, tiene un poder calorífico muy elevado. Esto la sitúa como una buena energía de transición, es decir, una energía útil entre las muy contaminantes y las completamente limpias. En otras palabras, que si quemamos biomasa en vez de gasoil, el impacto en el medio ambiente será considerablemente menor.
No obstante, las ventajas de la biomasa se hacen patentes cuando se la compara con los combustibles fósiles. En el caso de que realizáramos esta comparación con energías completamente limpias y renovables, como la energía solar o la eólica, la energía biomasa quedaría en un claro segundo puesto.
Funcionamiento de la caldera de biomasa
Una caldera de biomasa es el equipo en el cual se quema la biomasa para obtener energía que pueda ser utilizada para satisfacer las necesidades humanas (desde calentar los radiadores y el agua que sale por el grifo a producir electricidad).
Existen diferentes tipos de calderas de biomasa. Las más grandes están destinadas a la producción eléctrica, y según el tamaño, permiten generar energía para cubrir las necesidades energéticas de varias viviendas. Mientras que las más pequeñas son las que se suelen ir asociadas a viviendas individuales y al uso doméstico. Son las que permiten disfrutar de agua caliente y calefacción en una única vivienda y, en caso de contar con un equipo más avanzado, también de electricidad para la propia vivienda.
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