Consejos de cultivo de la flor de cera

Consejos de cultivo de la flor de cera

Es una planta curiosa donde las haya. La flor de cera (también conocida como 'Hoya carnosa') es una especie trepadora de que da unas bonitas flores de color blanco y rosa. Las flores acolchadas en forma de estrella y las hojas carnosas dan un aspecto un tanto peculiar a la planta, que realmente parece hecha de manera artificial.

Se trata de una planta de interior de la familia de las Apocynaceae que pocos cuidados requiere aparte del regado, por lo que es una buena planta si eres de los que no tiene demasiado tiempo para dedicarse a la jardinería. Si te ha gustado verla, ¿por qué no te animas a cultivar una en casa? Nosotros te ayudamos con la tarea.

Características de la flor de la cera

La flor de cera es una planta de climas cálidos, por lo que aunque se encuentre en el interior de casa debemos asegurarnos de que la temperatura esté entre los 15 y los 25 grados, así como en un buen entorno de luz que le permita obtener los rayos del sol que son los que favorecerán la floración en primavera.

Sin embargo, si debes elegir entre dejarlos todo el día bajo el potente sol o tenerlos en semisombra escoge siempre la segunda opción, pues los rayos muy directos y continuos podrían dañarla.

Cuando no estés en casa asegúrate de no dejar ninguna fuente de aire abierta, pues esta planta no soporta las corrientes de viento.

Regar una flor de la cera

El regado no será un problema, pues sus flores carnosas tienen siempre una provisión de agua que las ayuda a aguantar durante más tiempo sin ser regadas. Por ello, es preferible ser cautos a la hora de hacerlo y es preferible hacerlo de forma moderada especialmente en invierno, cuando las plantas necesitan absorber menos agua y por tanto hay que esperar que el sustrato se seque antes de volver a mojarla.

La única pega que tiene esta planta es su intenso aroma, que por las noches puede llegar a ser incómodo de soportar.

Cultivo y cuidados de la flor de cera

  • Iluminación: necesita estar en un lugar muy bien iluminado pero sin recibir de forma directa los rayos del sol.
  • Temperatura: no resiste el frío, así que no puede estar a temperaturas inferiores a 10ºC. Los ambientes cálidos son los mejores para su cultivo.
  • Suelo: el perfecto es aquel que tiene un sustrato que sea una mezcla de hojas y tierra de brezo.
  • Trasplante: se recomienda hacer únicamente cuando la planta ya no quepa en la maceta, y siempre cuando llegue el final del invierno. No le sientan muy bien los trasplantes, así que cuantos menos mejor.
  • Riego: debe ser abundante durante el verano y con menos frecuencia el resto del año, de forma que la tierra esté siempre húmeda pero no encharcada. Verás que está corta de agua porque las hojas se volverán acartonadas.
  • Poda: no cortes los pedúnculos de las flores marchitas ya que es el origen de las flores que saldrán en la siguiente temporada.
  • Abono: utiliza fertilizante mineral, cada 15 días en primavera-verano y una vez al mes durante el otoño, momento en el que es mejor que sea abono orgánico. En invierno no hay que abonar.

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