Nardo: cuidados
El nardo es comúnmente conocido por ser una de las flores más bonitas del verano, especialmente entre los amantes de las flores blancas. Estas plantas con flores de gran aroma florecen durante el verano, embelleciendo cualquier jardín o espacio del hogar con sus preciosas y aromáticas flores blancas. Si quieres aprender cuáles son los cuidados del nardo para lucir en todo su esplendor, acompáñanos en este artículo de EcologíaVerde.
Características del nardo
De nombre científico Polianthes tuberosa y conocido por los nombres populares de Vara de San José o Amole, el nardo es una planta de raíces tuberosas que tiene su origen en México, aunque actualmente se encuentra extendida por toda Centroamérica.
La planta puede llegar a superar el metro de altura y sus espigas florales crecen hasta los 45 cm, dando flores blancas o en ocasiones rosadas, y llaman la atención sus hojas de verde brillante. La floración, que es nocturna y se da entre finales de primavera y verano, suele prolongarse hasta bien entrado el otoño si las temperaturas acompañan, y sus flores son muy utilizadas ornamentalmente como flor cortada, ya que pueden llegar a soportar hasta 40 días antes de marchitarse.
Son plantas muy elegantes, populares por lo fácil que resulta cuidarlas, lo que las hace adecuadas incluso para los aficionados con menos tiempo o experiencia. Ahora bien, ¿qué significa la flor de nardo? A la flor del nardo se le atribuye el simbolismo de la aventura y los placeres peligrosos, probablemente debido a su sugerente aroma.
Ubicación para el nardo
El nardo necesita cultivarse a pleno sol, incluso en una ubicación con incidencia directa. Debido a esto, es mucho más común como planta de exterior, ya que aunque no es imposible encontrarle una ubicación de interior donde reciba la suficiente luz, sí es complicado.
Respecto a la temperatura, necesita de temperaturas cálidas, por lo que no lleva bien las heladas, especialmente si acabas de plantarlo. Debido a esto, los nardos se plantan normalmente a principios de primavera, cuando las heladas ya han terminado y no corremos el riesgo de que dañen a la planta.
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Riego del nardo
Con la planta recién plantada, esta requiere de riegos muy frecuentes, siendo lo ideal regarla cada 48 horas aproximadamente, aunque eso sí, siempre sin encharcar el sustrato o la tierra. Una vez los primeros brotes aparezcan los riegos pueden espaciarse, normalmente hasta las 72 horas.
Si tienes dudas, siempre recomendamos comprobar tú mismo la humedad de la tierra. Puedes hacerlo con un pequeño palito o incluso con un dedo, clavándolos en la tierra cerca de la planta (con cuidado de no dañar sus raíces, eso sí) y fijarte en si, al sacarlo, está manchado de tierra. Si está limpio más allá de la parte superior, querrá decir que la tierra está muy seca y es hora de regar de nuevo.
Suelo y abono para el nardo
Lo más importante con el suelo para esta planta es que ofrezca un drenaje lo mejor posible, pues no es demasiado exigente en cuanto al resto de propiedades. Si vas a plantar en el jardín, riega previamente y busca dónde el agua no se encharca. De no contar con suelo bien drenado donde quieres, lo mejor que puedes hacer es cavar un agujero de unos 50 cm de diámetro y rellenarlo con tu propio sustrato.
Usa una mezcla universal como la que recomendamos habitualmente con:
- Una parte de turba
- Una parte de fibra de coco
- Una parte de humus de lombriz
Debes añadir después un puñado de vermiculita y otro de perlita. Esto da lugar a una mezcla ideal para semilleros, con un sustrato ligero, muy aireado y excepcionalmente rico en nutrientes, además de con unas propiedades excelentes de drenaje y retención de agua.
El abonado debe realizarse durante los meses cálidos, cada 15 días aproximadamente. Es posible aplicarles abono específico para bulbos, aunque usar fertilizantes orgánicos como el compost o el humus de lombriz siempre es más ecológico y recomendable.
Poda del nardo
El nardo debe podarse después de la primera floración. No es algo necesario, pero sí muy recomendable si lo que buscas es estimular el brote de nuevas flores en tu planta. Se recomienda, de hecho, llevar a cabo la poda cuando las dos primeras parejas de flores se encuentren en periodo de dehiscencia, es decir, cuando se abren de forma espontánea.
Poda siempre el nardo a primera hora de la mañana, cuando la temperatura aún es baja y haya una alta humedad ambiental. También es vital hacerlo con unas tijeras de poda o cuchillo lo más afilados posibles, con el filo siempre bien esterilizado. Corta desde la base de la vara floral, dejando las hojas.
Respecto a la poda de mantenimiento, retira siempre las hojas que se marchiten o las partes que se encuentren en mal estado. No te preocupes si llegado el frío, la planta se marchita completo: el bulbo seguirá vivo y florecerá al año siguiente siempre y cuando no pase demasiado frío.
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