Qué son los ecologistas y qué hacen

Son múltiples los factores que han ayudado a establecer el estado de concienciación sobre las cuestiones medioambientales y al movimiento ecologista. Una de las novelas que contribuyó al desarrollo de esta fue La Jungla del periodista Upton Sinclair, de 1908, donde describía algunos de los métodos insalubres que se empleaban en los mataderos y a partir de la cual fueron promulgadas leyes federales sobre la inspección de alimentos. A esta le siguieron otras como Sand County Almanac (almanaque del condado arenoso) del año 1948 de Aldo Leopold, dónde hablaba de la relación del hombre y la biosfera. Posteriormente, en 1962, se publicó Primavera silenciosa, dónde Rachel Carson hablaba sobre los efectos del uso de los pesticidas. La publicación de estas tres novelas ha sido muy importante para el desarrollo del ecologismo y sus postulados son aún defendidos por los ecologistas.

Sin embargo, ser ecologista no es lo mismo que ser ecólogo. El ecólogo es el científico que se dedica al estudio de la ecología y sus ramas, al estudio de los sistemas naturales, mientras que el ecologista es aquel ciudadano que se interesa, con más o menos vehemencia, por cuestiones medioambientales. Es parecida a la diferencia que existe entre un politólogo y un político. Esta diferencia entre ecólogo y ecologista a veces puede confundirse, aunque lógicamente puede darse la coincidencia de ambas en una misma persona.

Dentro del ecologismo, existen diferentes ramas, las cuales describimos a continuación.

Esta tendencia defiende que los objetivos de nuestro sistema capitalista (desarrollo y crecimiento económico) no deben cruzarse con los intereses medioambientales, ya que de esta forma, vamos en contra de los propios intereses humanos.

La premisa de este movimiento del ecologismo democrático o capitalismo verde es que quién contamina, paga. Este movimiento puede verse en algunas partes del protocolo de Kyoto y en algunas organizaciones preservacionistas y conservacionistas, quienes fomentan la preservación de zonas intocadas por el ser humano.

Es un movimiento un poco más duro que el ecologismo democrático. Estos ecologistas consideran que los cambios deben trascender las reformas públicas y privadas y situarse en la responsabilidad de los ciudadanos como consumidores y en la educación medioambiental.

Los ecologistas reformistas consideran que los temas como el consumo responsable, el bienestar animal o la reducción de los recursos naturales, son preocupantes en función de los intereses humanos. Se fomenta las empresas que se involucran en el cuidado del medio ambiente y de las causas de ayuda humanitaria y justicia social (como bancos ecológicos, grandes transnacionales que apoyan a refugiados de zonas en conflicto, a enfermos de sida, etc).

A diferencia de los anteriores, el ecosocialismo considera al sistema capitalista actual como el responsable de la crisis ecológica global e identifica como uno de los principales problemas en que el hombre de la actual sociedad consume permanentemente miles de recursos que no necesita, dándose el problema de la sobreexplotación de recursos naturales.

Este movimiento nos dice que los recursos naturales no son infinitos y convendría redefinir unas prioridades de consumo a nivel mundial para autolimitarnos, en oposición a la acumulación de bienes y recursos que impone el sistema capitalista actual. El Manifiesto ecosocialista fue publicado en el año 2001 y también puede considerar como parte de este movimiento al ecofeminismo. Así, el ecosocialismo considera que hay que reformular las relaciones entre las sociedades, las personas y el medio ambiente, potenciando el desarrollo de comunidades ecológicamente sostenibles y prescindiendo de la figura de una superpotencia mundial (tanto económica como cultural).

Es el movimiento ecologista más radical. Fomenta un cambio de los hábitos de consumo al completo, de transformaciones económico-productivas y de conciencia planetaria. Dentro de este movimiento, podemos encontrar a la ecología profunda, que considera al ser humano como parte del cosmos natural en el que existe una igualdad biocéntrica entre los distintos sistemas vivos de la Tierra (el hombre, los animales, los paisajes y los ecosistemas). La ecología profunda promulga que el ser humano debe respetar el valor intrínseco del resto de entidades del mundo.

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