Qué tipo de papel se recicla
El reciclado del papel es uno de los reciclados más importantes que existen. Gracias a él se evita el talado de muchos árboles y, además, también la utilización de blanqueadores tóxicos como el cloro que, si no se gestiona debidamente, termina liberado en el medio ambiente. Sin embargo, a pesar de que el reciclaje del papel y el cartón sea una tarea tan importante, también es necesario recordar que no todos los tipos de papeles se pueden reciclar. De hecho, algunos de ellos, deberán ser desechados y terminarán en una incineradora una vez usados sin que se pueda hacer nada al respecto. Si quieres saber qué tipo de papel se recicla y cuál no, sigue leyendo Ecología Verde y te lo contamos.
Por qué hay papel que no se puede reciclar
En realidad, cuando hablamos de reciclar papel, nos estamos refiriendo a la celulosa. Es decir, al principal material que compone el papel y que se extrae de la madera de los árboles. Sin embargo, para que esta celulosa se pueda reciclar, debe encontrarse en unas condiciones aceptables. Esto significa que, si se trata de papel o cartón que haya sufrido ciertos tratamientos químicos, o, simplemente, se ha manchado con suciedad que no se puede eliminar, el papel en cuestión queda inservible para ser reciclado.
Qué tipo de papel no se puede reciclar
De este modo, el papel o cartón que no se puede reciclar es aquel que contiene más elementos además de lo que podríamos calificar puramente como "papel". En algunos casos, puede que no se trate de todo el papel. En este caso, lo mejor que se puede hacer es retirar la parte "contaminada" del papel y desecharla, mientras que la parte que esté en buen estado sí que se deberá llevar al contenedor azul.
Algunos ejemplos de papel que no se puede reciclar son los siguientes:
Papel higiénico o sanitario
Este tipo de papel suele estar manchado con fluidos que no se pueden eliminar sin destruir la propia celulosa y, en consecuencia, resulta imposible reciclarlo. Sin embargo, si usamos papel higiénico, por ejemplo, únicamente para secar agua, estaremos ante un papel que sí que se podrá reciclar. Esto se debe a que el agua se evaporará sin dejar restos, por lo que conservaremos papel higiénico en buen estado. Lamentablemente, esto sucede muy pocas veces, por lo que el papel higiénico o sanitario constituye uno de los papeles que no entrarían dentro de la lista de papeles para reciclar.
Papel encerado o con parafina
Al igual que sucedía en el caso anterior, este tipo de papel no se puede reciclar porque el encerado que contiene hace que sea imposible separar la celulosa de la cera. Debido a esto, también se encontraría entre los tipos de papel que no se pueden reciclar.
Papel o cartón con grasa
Suele ser habitual encontrarlo en el caso de envoltorios para llevar bebidas o alimentos, por ejemplo las pizzas. Este tipo de cartón queda contaminado por la grasa de los alimentos y resulta imposible que sea reciclado. Sin embargo, como ya hemos mencionado, esto afecta únicamente a la parte contaminada por la grasa. En el caso de una caja de pizza, se podría reciclar aquella parte que no esté en contacto con la grasa, lo que normalmente suele ser la parte superior de la caja en cuestión.
Papel de autocopiado, papel térmico de fax o papel fotográfico
En estos casos, el problema sigue siendo el mismo aunque no se trate de grasa de los alimentos. El problema es que este tipo de papeles no permiten separar la celulosa de los añadidos que se le han suministrado para su fabricación y, en consecuencia, resulta imposible que sean reciclados.
Por qué es importante el reciclaje de papel y cartón
Sin embargo, más allá de que haya papel y cartón que no se pueda reciclar, quizás, lo más importante de todo, sea comprender por qué es importante reciclar el papel que sí que se puede. Esto se debe a que permite economizar los recursos disponibles, lo que, al mismo tiempo, evita tener que usar materias primas de primer uso. Es decir, la madera.
Como hemos mencionado, el papel y el cartón se componen principalmente de celulosa, que se obtiene a partir de la madera de los árboles, lo que implica su tala. Aunque es cierto que la mayoría del papel procede de plantaciones de árboles efectuadas de facto para tal fin, si reducimos el consumo de papel y fomentamos su reciclaje reduciremos la demanda de madera y, en consecuencia, la tala de muchos árboles.
Uno de los factores que hay que tener en cuenta es que la madera que se usa en la fabricación del papel, aunque proceda de plantaciones para dicho fin, conlleva la destrucción de bosques y ecosistemas. Esto tiene su explicación en la búsqueda de terrenos para ubicar las plantaciones en cuestión. No todos los árboles son óptimos para fabricar papel, lo que implica que, muchas veces, se talen bosques enteros para obtener suelo de cultivo. Este suelo de cultivo se puede usar para cultivos agrícolas o industriales, como son los cultivos productores de papel. Por el contrario, si reducimos nuestro uso de papel y fomentamos el reciclaje del mismo, reduciremos la demanda de papel en su conjunto y, en consecuencia, no será necesario tala indiscriminada de árboles en los bosques y los terrenos ya talados podrán volver a ser reforestados.
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