Curiosidades del invierno

El solsticio de invierno en el hemisferio norte tiene lugar el 21 de diciembre, momento en el cual el Polo Norte se inclina en su punto más alejado del Sol. Esta inclinación resulta en una disminución significativa de la cantidad de luz solar directa en esa región, dando como resultado la noche más extensa del año. En contraste, en el hemisferio sur, el mes de diciembre marca el inicio del verano, y su solsticio de invierno acontece el 21 de junio. Y ¿Cuándo termina el invierno? La estación de invierno finaliza con el equinoccio de primavera, es decir, alrededor del 21 de marzo en el hemisferio norte y el 21 de septiembre en el hemisferio sur.

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En diversas regiones del planeta, la posibilidad de presenciar la caída de nieve está determinada por factores como la latitud, la altitud y las condiciones meteorológicas imperantes. Las áreas propensas a este fenómeno incluyen las regiones polares, la parte más septentrional del hemisferio norte y las áreas montañosas en todo el mundo que cuentan con niveles adecuados de humedad, bajas temperaturas y elevada altitud. En el hemisferio sur, la presencia de nieve se restringe principalmente a zonas montañosas, como la Cordillera de los Andes y a la Antártida.

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En muchos lugares del mundo cuándo comienza el invierno la superficie de los ríos, canales, lagos y lagunas se congelan debido a las bajas temperaturas. Esta capa actúa como una especie de aislante térmico y permite que bajo la superficie congelada, el agua siga fluyendo y las especies que allí habitan puedan sobrevivir.

Durante las mañanas o noches del invierno podemos observar la helada blanca o escarcha, una capa de hielo cristalino que se forma sobre superficies expuestas como el suelo, plantas y objetos.

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Muchas especies de mamíferos sobreviven a las bajas temperaturas del invierno gracias a la hibernación, un estado de letargo controlado y prolongado donde el metabolismo, la temperatura corporal y el ritmo respiratorio y cardíaco alcanzan niveles muy bajos. Algunos animales, como las marmotas (género Marmota), los osos (Ursidae) y las ardillas de Richardson (Urocitellus richardsonii), se preparan para dicho proceso acumulando grandes cantidades de grasa corporal durante las épocas más cálidas.

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Muchas especies de aves y de insectos son capaces de migrar evitando las bajas temperaturas. Una de las migraciones más asombrosas es la de las golondrinas (Hirundo rustica). Estas aves recorren miles de kilómetros desde sus sitios de reproducción hacia regiones más cálidas durante el invierno. Asimismo, las mariposas monarca (Danaus plexippus) son conocidas por su migración de larga distancia ya que viajan desde América del Norte hasta México escapando del frío invernal.

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A lo largo de la evolución, las plantas han desarrollado una serie de mecanismos para enfrentar las bajas temperaturas. Para poder lograrlo, presentan dos estrategias principales: la evasión y la tolerancia. La evasión implica la minimización de la presencia de este estrés (como el acortamiento del ciclo de vida o la caída de hojas), mientras que la tolerancia se refiere a la habilidad de resistir las alteraciones provocadas por el frío (como, por ejemplo, cambios en la membrana celular o la secreción de “proteínas anticongelantes”).

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El 21 de julio de 1983, la estación meteorológica en la base rusa de Vostok marcó un hito al registrar la temperatura más baja jamás registrada en el planeta: -89,2 °C. Sin embargo, este récord fue superado el 10 de agosto de 2010, cuando el continente presenció una temperatura aún más gélida, alcanzando los -93,2 °C. Casi una década después, el 5 de julio de 2018, se obtuvieron registros aún más fríos, marcando una temperatura extraordinaria de -98,6 °C.

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En las regiones polares, el invierno es testigo de uno de los fenómenos de luminiscencia naturales más espectaculares: las auroras boreales en el hemisferio norte y las auroras australes en el hemisferio sur. Durante las noches invernales, en ciertos puntos del planeta el cielo se ilumina con colores vibrantes de azul, rojo, amarillo, verde y naranja, creando una danza que ha cautivado a observadores durante siglos.

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La vitamina D juega un rol fundamental en nuestro organismo, ya que interviene principalmente en la salud ósea y en el fortalecimiento del sistema inmune. Dado que la vitamina D se obtiene a través de la exposición al sol es importante no olvidarnos de ella en invierno. En ciertos lugares del mundo donde las horas de luz son muy reducidas esta puede regularse con fuentes dietéticas para evitar déficits.

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