Curiosidades de la naturaleza

Fósiles en ámbar: qué son y cómo se forman

 
Germán Portillo
Por Germán Portillo, Ambientólogo. 27 junio 2025
Fósiles en ámbar: qué son y cómo se forman

Los fósiles en ámbar son restos de organismos que quedaron atrapados en resina de árbol y se conservaron cuando esta se endureció y se transformó en ámbar con el paso del tiempo. Este tipo de fósil permite observar estructuras muy bien preservadas, lo que lo convierte en una fuente de información relevante para el estudio de la vida prehistórica.

Por ello, vamos a dedicar este artículo de EcologíaVerde a explicarte todo lo que necesitas saber sobre qué son los fósiles en ámbar y cómo se forman, entre más detalles relevantes.

Índice
  1. Qué son los fósiles en ámbar y dónde se encuentran
  2. Cómo se forman los fósiles en ámbar
  3. Tipos de fósiles en ámbar
  4. Importancia de los fósiles en ámbar

Qué son los fósiles en ámbar y dónde se encuentran

Los fósiles en ámbar son restos de organismos (como insectos, plantas o pequeños animales) que quedaron atrapados en resina de árbol hace millones de años. Con el tiempo, esa resina se endureció y se convirtió en ámbar, un material sólido, brillante y de aspecto cristalino que ha logrado conservar de forma asombrosamente detallada lo que quedó dentro.

A diferencia de los fósiles comunes, que suelen encontrarse en rocas y muestran solo huellas o estructuras endurecidas, los fósiles en ámbar permiten ver con gran precisión detalles como alas, patas, ojos, e incluso estructuras celulares. Por eso son muy valiosos para la ciencia, ya que nos ayudan a entender cómo era la vida en el pasado con un nivel de detalle que sería imposible de otra forma.

Por tanto, este tipo de fósil no solo muestra la forma del organismo, sino que a veces permite estudiar su comportamiento. Por ejemplo, se han encontrado insectos atrapados justo en el momento de alimentarse, aparearse o defenderse. Es como si la resina hubiera congelado una escena de la vida diaria del pasado.

Estos fósiles se han encontrado en distintas partes del mundo, pero los yacimientos más conocidos están en lugares como la República Dominicana, México, Myanmar, el Báltico (zona que incluye países como Rusia, Polonia y Lituania) y algunas regiones de Canadá. En estos sitios, las condiciones ambientales y geológicas permitieron que la resina se conservara y se transformara en ámbar a lo largo de millones de años.

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Cómo se forman los fósiles en ámbar

  1. La formación de un fósil en ámbar comienza con algo tan simple como un árbol produciendo resina. Esta sustancia pegajosa y espesa sirve como defensa natural para el árbol, ayudándolo a cerrar heridas o ahuyentar insectos y bacterias. Pero a veces, esa misma resina se convierte en una trampa perfecta.
  2. Cuando un animal o planta (u otro ser vivo), como un insecto, una araña, una hoja o incluso un pequeño lagarto o anfibio entra en contacto con la resina, queda atrapado. Al ser tan pegajosa, la resina lo inmoviliza de inmediato, y en muchos casos lo recubre completamente. Lo interesante es que esta sustancia tiene propiedades antimicrobianas, lo que impide que el organismo se descomponga rápidamente. Gracias a eso, muchos restos quedan increíblemente bien conservados.
  3. Con el paso del tiempo (miles o incluso millones de años) la resina se endurece y se fosiliza, convirtiéndose en ámbar. Este proceso ocurre bajo tierra, cuando la resina queda enterrada por sedimentos y expuesta a presión y temperaturas constantes. Poco a poco, se transforma en un material sólido, transparente y resistente que puede conservar lo que atrapó en su interior con detalles impresionantes.

Tipos de fósiles en ámbar

Los fósiles en ámbar pueden pertenecer a una gran variedad de seres vivos, aunque los más comunes son pequeños organismos que vivían cerca de los árboles productores de resina. A continuación, te explico algunos de los tipos más frecuentes:

Insectos

Los insectos son, con diferencia, los fósiles más comunes en ámbar. Se han encontrado mosquitos, avispas, hormigas, escarabajos, mariposas y libélulas, entre muchos otros. Algunos conservan incluso las alas desplegadas o el aparato bucal visible. Un ejemplo famoso es un mosquito fosilizado en ámbar encontrado en el Báltico, tan bien conservado que inspiró la historia de Jurassic Park (aunque en la vida real no se ha podido extraer ADN de ellos).

Arañas y otros artrópodos

Los artrópodos también son frecuentes. Se han hallado arañas, ácaros, ciempiés y escorpiones diminutos. En algunos casos, incluso aparecen atrapados junto con sus telarañas, lo que ofrece pistas sobre cómo cazaban o se desplazaban.

Restos vegetales

Hojas, flores, semillas, polen e incluso hongos pueden quedar atrapados en la resina. Estos fósiles ayudan a entender cómo eran los bosques prehistóricos y qué tipo de plantas vivían en ellos. Algunos brotes conservan hasta los pelos microscópicos de las hojas.

Pequeños vertebrados

Aunque son muy raros, se han encontrado pequeños lagartos, ranas e incluso plumas de dinosaurio en ámbar. Un hallazgo notable fue el de una cola de dinosaurio emplumada en ámbar birmano, con plumas perfectamente conservadas, lo que confirmó que algunos dinosaurios estaban cubiertos de plumas y no de escamas como se pensaba antes.

Microorganismos

Gracias a la transparencia del ámbar, los científicos han podido observar bacterias, esporas de hongos y otros microorganismos atrapados hace millones de años. Esto ha abierto una ventana a formas de vida que normalmente no dejan huella en los fósiles comunes.

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Importancia de los fósiles en ámbar

Los fósiles en ámbar son mucho más que simples curiosidades atrapadas en resina: son una fuente de información valiosísima para la ciencia. Su principal valor radica en el nivel de detalle con el que conservan a los organismos. A diferencia de los fósiles comunes (que suelen ser solo huesos, huellas o impresiones) el ámbar preserva tejidos blandos, colores originales, comportamientos congelados en el tiempo, e incluso estructuras microscópicas.

Esto permite a los científicos reconstruir con más precisión cómo era la vida hace millones de años. Por ejemplo, gracias al ámbar sabemos que algunos insectos ya polinizaban flores en la era de los dinosaurios, lo que indica que ciertas relaciones ecológicas actuales existían mucho antes de lo que se pensaba.

Además, estos fósiles ayudan a entender cómo han evolucionado distintas especies. Comparando insectos antiguos con sus versiones actuales, se puede ver qué cambios han ocurrido con el tiempo y cómo los ecosistemas han ido transformándose. También han permitido identificar especies extintas que no se conocían por otros medios.

Otro punto clave es que muchos fósiles en ámbar provienen de regiones tropicales, donde las condiciones del suelo y el clima dificultan la fosilización tradicional. Sin el ámbar, gran parte de la historia natural de esas zonas simplemente se habría perdido.

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Bibliografía
  • Greshko, M. (2023, 6 de abril). How amber creates exquisite fossils. National Geographic. Disponible en: https://www.nationalgeographic.com/science/article/what-is-amber-fossils-science
  • Alcalá, L., & Peñalver, E. (2021, 26 de enero). Cuando el tiempo se detiene para los seres vivos atrapados en ámbar. Heraldo de Aragón. Disponible en: https://www.heraldo.es/noticias/aragon/2021/01/26/cuando-el-tiempo-se-detiene-para-los-seres-vivos-atrapados-en-ambar-1416748.html
  • Arillo Aranda, A. (s. f.). Insectos en ámbar: atrapados en el tiempo [Documento]. En Encuentros con la Ciencia II: del macrocosmos al microcosmos (págs. 149‑152). Recuperado de ResearchGate. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/265377488_Insectos_en_ambar_atrapados_en_el_tiempo
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