Horizontes del suelo: estructura y factores

Los horizontes del suelo son capas distintivas que se forman de manera natural a lo largo del tiempo en la superficie terrestre. Estas capas están compuestas por diferentes materiales y presentan características específicas que las distinguen unas de otras. Cada horizonte del suelo puede revelar pistas sobre la historia geológica y las condiciones ambientales del área en la que se encuentra.

La formación de los horizontes del suelo está influenciada por una variedad de factores complejos e interrelacionados. Estos factores incluyen procesos biológicos, como la descomposición de la materia orgánica por microorganismos y la actividad de las raíces de las plantas, así como factores climáticos, como la precipitación y la temperatura. Además, los procesos físicos, como la erosión y la sedimentación, también desempeñan un papel importante en la formación de los horizontes del suelo.

A lo largo del tiempo, estos factores trabajan juntos para dar forma a las capas del suelo, generando características únicas en cada horizonte. Algunos horizontes pueden contener altos niveles de materia orgánica en descomposición, lo que los hace ricos en nutrientes y aptos para la agricultura. Otros horizontes pueden estar dominados por minerales y ser menos fértiles. La presencia de diferentes horizontes del suelo puede afectar la capacidad de retención de agua, la aireación, la estructura del suelo y la disponibilidad de nutrientes para las plantas.

En un perfil de suelo, se pueden observar hasta cinco horizontes diferentes, aunque no todos los tipos de suelo exhiben los cinco. Los suelos más jóvenes tienen menos horizontes y se distinguen mal, mientras que los suelos más maduros tienen una mayor cantidad de horizontes. El perfil de un suelo maduro típicamente consta de los siguientes horizontes:

• Horizonte 0
• Horizonte A
• Horizonte E
• Horizonte B
• Horizonte C
• Horizonte R

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El horizonte 0 se compone principalmente de materiales vegetales en descomposición, como hojas, y por lo tanto, se clasifica como un horizonte superficial. Su relevancia es mayor en zonas boscosas, ya que allí se puede acumular un mayor volumen de materia vegetal. Por el contrario, en otras áreas, el horizonte 0 puede ser extremadamente delgado o no existir en absoluto.

El horizonte A es la capa superior del suelo y es donde se establecen firmemente las raíces de los pastos. A veces, esta capa está oscurecida por una capa de horizonte 0. La bioturbación puede ocurrir en esta sección del suelo. Esta capa de suelo cultivable está compuesta por una combinación de partículas de arcilla y arena, y generalmente es delgada. El horizonte A típicamente tiene un tono oscuro debido a la presencia de humus o materia orgánica en descomposición, aunque la materia mineral es el componente principal.

El horizonte E se caracteriza por la falta de materia orgánica y un color claro debido al proceso de eluviación, lixiviación o lavado vertical. A medida que se adentra más en el suelo, se genera una capa de materia orgánica, hierro, aluminio o arcilla. La estructura a menudo está subdesarrollada y, a veces, está completamente ausente.

El horizonte B carece de humus, lo que resulta en una coloración más clara (que también puede tomar tonos de marrón o rojo). Esto se debe a la ausencia de materia orgánica. Los sedimentos y materiales de los horizontes superiores (0, A y E) se transportan y depositan en este horizonte. Estos materiales pueden incluir arcillas, óxidos e hidróxidos metálicos, sales, carbonatos y varias otras sustancias. Es rico en óxido de hierro, que se ha acumulado a través del transporte de materiales más solubles desde el horizonte superior por el agua. Las características del mismo están determinadas por la composición de las sustancias que se han reunido.

El horizonte C es una capa que marca la transición al lecho rocoso. A medida que uno profundiza en el suelo, esta capa se vuelve menos alterada hasta que es indistinguible de la roca madre. El horizonte C está compuesto por fragmentos de meteorización mecánica, incluidos guijarros gruesos, arena y arcilla. También es el destinatario de las soluciones que transporta el agua desde las capas superiores.

Se trata de la roca madre subyacente que permanece intacta y sin fragmentar y sirve como base para el resto del perfil. Puede que no sea necesariamente el lecho rocoso del suelo y solo podría representar parcialmente un paleosol.

• El clima: es uno de los principales factores que afecta al perfil del suelo. La temperatura y la cantidad de precipitación influyen en la velocidad de descomposición de los materiales orgánicos, la lixiviación de minerales y la formación de estructuras del suelo. Los suelos en regiones cálidas y húmedas tienden a tener una mayor descomposición orgánica y lavado de nutrientes, lo que puede resultar en suelos más delgados y menos fértiles. Por otro lado, las regiones frías y secas pueden tener suelos más profundos y ricos en materia orgánica debido a una menor descomposición y lixiviación.
• El relieve: juega un papel importante en la formación del perfil del suelo. La pendiente del terreno influye en la erosión y en la acumulación de sedimentos. En las laderas de las montañas, los suelos tienden a ser más delgados debido a la erosión causada por la gravedad y la escorrentía del agua. En cambio, en las áreas planas o en las depresiones, los sedimentos pueden acumularse y dar lugar a suelos más profundos.
• Los organismos vivos: como las plantas, los animales y los microorganismos, también desempeñan un papel esencial en la formación y desarrollo del perfil del suelo. Las raíces de las plantas ayudan a romper las rocas y a generar espacios para la infiltración del agua y la aireación del suelo. Además, las actividades de los organismos descomponedores contribuyen a la formación de materia orgánica y nutrientes disponibles para las plantas.
• La roca o sedimento no alterado a partir del cual se forma el suelo: la composición mineralógica y química del material parental determina las características químicas y físicas del suelo resultante. Por ejemplo, los suelos derivados de rocas ricas en minerales como el feldespato pueden tener un mayor contenido de nutrientes, mientras que los suelos derivados de rocas calcáreas pueden tener un pH más alcalino.

Ahora que ya conoces la estructura de los horizontes del suelo y sus factores, no te pierdas estos artículos sobre la Conservación del suelo: importancia, técnicas y prácticas y los Tipos de suelos y sus principales características.

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