Introducción de especies exóticas: causas y consecuencias

Las especies exóticas (introducidas, alóctonas o foráneas) son aquellas especies que han sido introducidas en un área que no se encuentra dentro de su rango de distribución natural.

Su establecimiento no siempre es algo fácil debido a las características propias de cada ecosistema, que suponen en sí un conjunto de filtros que la especie nueva debe superar para asentarse en él. Solo podrán conseguirlo si son capaces de llegar a estas nuevas áreas, sobrevivir a estos filtros ecosistémicos y reproducirse.

Una vez superados los filtros y asentadas, estas especies pueden provocar o no daños en el ecosistema al que han accedido recientemente, es decir, las especies exóticas no tienen por qué suponer un problema per se. Un ejemplo de ello son las patatas o el maíz, provenientes de América y que no causan un impacto ambiental. En el caso en el que una especie causa alteraciones en el hábitat de las especies autóctonas (habitantes de esa zona de forma natural) se convierte en una especie invasora.

Las especies invasoras pueden ser especies tanto especies exóticas como especies autóctonas. Se convierten en invasoras cuando el aumento de sus individuos produce cambios en los ecosistemas a los que accede, tanto a niveles de composición y estructura como a nivel de los procesos que se dan en él.

Lo que ocurre con las especies invasoras es que las especies presentes de manera previa a la invasión, al no haber co-evolucionado con estas, no son capaces de competir por los recursos, pudiendo acabar desplazadas o, en casos extremos, muriendo y extinguiéndose. Por lo tanto, estas especies invasoras pueden resultar perjudiciales al poner en peligro la biodiversidad en esa zona determinada.

Sería el resultado de la combinación de los dos apartados anteriores. Una especie exótica invasora es, por tanto, una especie introducida artificial, accidental o intencionadamente en un área que no pertenece a su distribución natural y que finalmente, supera los filtros del ecosistema adaptándose a él y logrando invadirlo. Generalmente las especies exóticas invasoras tienen una connotación negativa puesto que suelen resultar muy dañinas para el ecosistema, considerándose como una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad a nivel mundial.

Las especies exóticas pueden ser introducidas por diversos motivos y formas. El motivo fundamental es el comercio de especies exóticas, pero también se encuentran entre ellos el turismo y el transporte como por ejemplo el mejillón cebra, transportado en el casco de los barcos sin que se repare en su presencia.

Por otro lado, pueden ser introducidas de forma accidental o intencionada para utilizarse en actividades como la caza o la pesca deportiva (un ejemplo de especie animal utilizada para tal menester es el siluro), la jardinería, su uso como mascotas, las cuales posteriormente se abandonan y se reproducen exitosamente (como las cotorras argentinas, los mapaches o las tortugas galápagos de Florida), en peletería, motivos científicos…

La introducción de especies exóticas invasoras (hacemos esta distinción porque, como hemos dicho, las especies exóticas no tienen por qué suponer en sí un problema) causa grandes trastornos en la biota de los ecosistemas, lo cual se ve agravado por otros problemas ambientales como puede ser la deforestación, la contaminación de suelos y acuíferos o transformaciones en el territorio. Lo que esto produce es que el desequilibrio que provoca la movilización de todas estas especies en los ecosistemas no se pueda corregir de manera natural debido a la rapidez del proceso.

No todas las especies introducidas causarán grandes estragos en las relaciones entre las demás especies, puesto que muchas no serán capaces de adaptarse al nuevo medio y no sobrevivirán. Sin embargo, sí lo harán aquellas con una mayor capacidad de adaptación, provocando incluso la desnaturalización del ecosistema y la pérdida de biodiversidad al producirse la muerte de especies autóctonas fundamentales que se ven desplazadas por las nuevas llegadas. Como resultado se obtiene un ecosistema en el que las especies no tienen relación entre ellas.

Existe otro perjuicio más asociado al nivel económico. Se producen graves efectos directos en las actividades agropecuarias y la salud pública (por ejemplo, la avispa asiática, Vespa velutina o el mosquito tigre, Aedes albopictus). Las invasiones son difíciles de controlar y erradicar, siendo costosas y no siempre siendo posibles. La mejor solución es identificar posibles invasiones de estas especies invasoras potenciales para impedir que su crecimiento se convierta en un problema.

En España existen multitud de especies invasoras de todos los reinos de seres vivos (plantas, animales, protistas, hongos…). Todas ellas se encuentran recogidas en el “Catálogo Español de Especies exóticas invasoras”, aprobado por el Real Decreto 630/2013.

Algunos ejemplos de especies animales invasoras en España son:

• Tortuga de florida (Trachemys scripta elegans)
• Rana toro (Lithpbates caestbeinaus)
  
• Cotorra gris o argentina (Mylopsitta monachus)
• Cotorra de Kramer (Psittacula krameri)
• Mapache (Procyon lotor)
• Visón americano (Neovison vison)
• Cangrejo rojo (Procambarus clarkii)
• Siluro (Silurus glanis)
• Perdiz griega (Alectoris graeca)
• Carpa común (Cyprinus carpio)

Por otro lado, algunas de las especies de plantas invasoras en España son las siguientes:

• Ailanto (Ailanthus altissima), que se encuentra en las proximidades de las carreteras como “adorno” y que presenta un gran poder destructivo.
• Caña (Arundo donax)
• Jacinto de agua común (Eichhornia crassipes)
• Especies de “plumeros” (del género Cortaderia)
• Bambú negro (Phyllostachys nigra)
• Caléndula (Arctotheca caléndula)
• Chumbera (Opuntia ficus-indica)
• Mimosa (Acacia dealbata)
• Eucalipto (Eucalyptus globulus)

Si deseas leer más artículos parecidos a Introducción de especies exóticas: causas y consecuencias, te recomendamos que entres en nuestra categoría de Biodiversidad.