Corredores ecológicos: qué son, tipos e importancia

En pocas palabras podemos decir que los corredores ecológicos son regiones del territorio que tienen como objetivo conectar áreas protegidas o relictos, es decir, zonas remanentes de ecosistemas. En sí, el mayor propósito de los corredores ecológicos se basa en mantener la continuidad de los procesos biológicos. De forma más específica, a partir de los corredores, se intenta generar rutas seguras de migración y dispersión para la biodiversidad, como así también limitar los efectos de la fragmentación de los ecosistemas y favorecer la interrelación entre poblaciones de distintas especies.

En la mayoría de los casos, los corredores forman parte del manejo de los sistemas de áreas protegidas. En dichos sistemas, se hace hincapié en que los corredores más exitosos son aquellos que facilitan los patrones naturales de migración de especies. No obstante, la efectividad y el impacto que produzcan los corredores dependerá de la especie en particular y del paisaje en el cual se establece el corredor.

Por su parte, los corredores ecológicos suelen diseñarse, mayormente, para la conservación de especies de flora y fauna terrestre, debido a que sus respectivos patrones de dispersión y migración están más estudiados. En tanto, su aplicabilidad para las áreas protegidas acuáticas aún está en duda, puesto que la ruta de movimiento de especies es menos conocida y, además, resulta más difícil controlar algunos aspectos como, por ejemplo, la contaminación.

Pese a las grandes ventajas que presentan los corredores en relación a la conservación de especies, algunos científicos creen que los corredores ecológicos facilitan la diseminación de plagas, enfermedades y especies exóticas, como así también los mismos constituyen un 'arma mortal' para los seres vivos, puesto que los individuos en los corredores están más expuestos a ser capturados por predadores o cazadores furtivos que en las áreas protegidas.

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Con respecto a la clasificación de los corredores ecológicos, la misma depende según la visión de los distintos autores. Precisamente, algunos autores clasifican los corredores por sus características estructurales, en especial por la forma y tamaño que tienen. En este caso, definen a los corredores como bandas alargadas del terreno que presentan, en proporción, más borde por unidad de área. En contraposición, otros autores clasifican a los corredores por sus funciones y, en consecuencia, estos perciben a los corredores ecológicos como un área del paisaje que permite el movimiento y supervivencia de la especie, pero no así su natalidad.

Teniendo en cuenta ambas cuestiones, es decir, las funciones para los cuales los corredores fueron diseñados como así también el tamaño que tienen, los corredores ecológicos han sido clasificados por el Fondo Mundial para la Conservación de la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) como:

• Macro-corredores: aquellos que presentan un ancho mayor a 5 kilómetros y tienen como objetivo restaurar las conexiones de distintas regiones geográficas.
• Corredores biológicos: aquellos que presentan un ancho que varía en el rango de 1 a 5 kilómetros. Son creados bajo el fin de mantener dos ecosistemas conectados.
• Corredores de conservación: aquellos que presentan un ancho menor a 1 kilómetro y su propósito es entablar una conexión entre relictos, principalmente cuando el ecosistema está profundamente fragmentado.

La importancia de los mismos radica en los enormes beneficios de los corredores ecológicos en torno a la conservación de la biodiversidad. Entre sus múltiples utilidades encontramos:

• Los corredores permiten el desplazamiento de los seres vivos, favoreciendo la búsqueda de alimento y, también, el intercambio génico entre individuos de una especie.
• De esta forma, gracias a los corredores, las poblaciones pueden aumentar su tamaño e incluso aumentar la variabilidad genética poblacional, dos factores fundamentales para disminuir las probabilidades de extinción de una especie.
• Asimismo, los corredores están tomando cada vez más importancia producto de los efectos del cambio climático. Con el aumento de la temperatura global, muchas especies migran hacia latitudes y altitudes mayores en búsqueda de hábitats con condiciones de vida más adecuadas.
• Bajo esta premisa y a los fines de la conservación de la biodiversidad, es y será útil desarrollar corredores ecológicos en, al menos, aquellas rutas migratorias predecibles, como líneas costeras, valles de ríos y serranías.

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