Gastronomía sostenible: qué es y beneficios

La gastronomía sostenible es una forma de concebir y practicar la producción, preparación y consumo de alimentos que promueve el desarrollo agrícola, la seguridad alimentaria y el consumo responsable, con el objetivo de minimizar los impactos negativos en el ambiente. Se basa en políticas y prácticas responsables a lo largo de toda la cadena de suministro, integrando a productores, agricultores, cocineros, restaurantes y consumidores en un modelo que promueve el comercio justo, la conservación de la biodiversidad y la protección de los ecosistemas.

Asimismo, este enfoque tiene en cuenta diversos factores climáticos, sociales y culturales del territorio y busca fortalecer la identidad gastronómica local mediante el uso de productos cultivados a partir de prácticas sostenibles. Para esto, se requiere eficiencia en la producción y cambios en las modalidades de consumo para poder reducir al mínimo el agotamiento de los recursos naturales y disminuir la contaminación y el desperdicio de los alimentos. De esta manera, no solo se beneficia el ambiente, sino también los actores involucrados y los consumidores.

En este contexto, resulta fundamental educar y concientizar a la población, movilizar y actuar para adoptar medidas que promuevan formas de consumo y producción que reduzcan las tensiones sobre el ambiente y garanticen la satisfacción de las necesidades básicas. Mejorar la comprensión del rol que desempeñan nuestras decisiones de consumo es clave para avanzar hacia modos de vida más sostenibles.

• Conservación de la biodiversidad: la gastronomía sostenible promueve la conservación de especies, protegiendo así los ecosistemas y la riqueza biocultural de las comunidades.
• Desarrollo económico y social: apoya a productores locales, pequeñas empresas agrícolas, genera puestos de trabajo fortaleciendo las economías rurales y reduciendo la pobreza.
• Promoción de una alimentación saludable: fomenta hábitos alimenticios saludables y nutritivos, basados en ingredientes locales y de temporada, lo que mejora la salud y el bienestar de la población.
• Reducción de la desnutrición: contribuye al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente en lo referido a la seguridad alimentaria, mediante una producción agrícola más eficiente y sostenible.
• Impulso al etiquetado de origen: la identificación geográfica de los alimentos fortalece el valor agregado de los productos, beneficia a las regiones de origen y promueve el desarrollo local. Ejemplos emblemáticos incluyen el café colombiano, el queso manchego y el té Darjeeling.
• Mitigación de los efectos del cambio climático: al priorizar prácticas agrícolas sostenibles se minimiza el uso de recursos no renovables y se reduce el desperdicio de alimentos. De esta forma, se disminuye la huella ambiental del sistema.
• Revalorización cultural y fortalecimiento de la identidad local: la gastronomía sustentable rescata saberes tradicionales, técnicas culinarias y productos autóctonos, promoviendo el orgullo y la identidad gastronómica de cada territorio.

A continuación te contamos de qué forma es posible adoptar prácticas más sostenibles en la cocina:

• Fomentar la compra de productos locales y regionales: esto disminuye la necesidad de transporte a larga distancia, lo que reduce significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y promueve el crecimiento de las economías locales generando empleo e ingresos.
• Adquirir productos a granel y evitar los envasados: ya que disminuye la producción de residuos sólidos urbanos y la utilización de recursos no renovables en su fabricación.
• Utilizar más vegetales en la preparación de las comidas y disminuir el consumo de carne: debido a que la industria ganadera es una de las principales fuentes de emisiones GEI que implica la deforestación, uso excesivo de agua y pérdida de biodiversidad.
• No desperdiciar los alimentos, planificando las compras: cada alimento que se desperdicia representa recursos utilizados en su producción (agua, suelo, energía, mano de obra) que también se pierden. Evitar el desperdicio ayuda a reducir la presión sobre los ecosistemas y las emisiones de gases de efecto invernadero. Asimismo, en un mundo donde millones de personas padecen hambre o inseguridad alimentaria, reducir el desperdicio es también un acto de responsabilidad social. Algunas estimaciones indican que en 2050 habrá que alimentar a más de 9 millones de personas en el mundo y que, si no cambiamos nuestros hábitos, esto será difícilmente posible.
• Reutilizar las semillas de las frutas y vegetales para elaborar huertas propias: favorece la autonomía de los hogares y comunidades, disminuyendo la dependencia de los mercados y mejorando el acceso a alimentos frescos y saludables.
• No malgastar el agua que se utiliza en la preparación de los alimentos: el agua es un recurso esencial en todo el proceso alimentario, desde la producción agrícola hasta la preparación de las comidas. Por eso, hacer un uso eficiente del agua en la cocina es una práctica fundamental dentro de la gastronomía sostenible, tanto en hogares como en establecimientos gastronómicos.

El Día de la Gastronomía Sostenible se celebra cada 18 de junio y fue proclamado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 2021. Esta fecha tiene como objetivo visibilizar y promover prácticas alimentarias que contribuyan al desarrollo sostenible, combinando la protección del ambiente, el bienestar social y la salud humana.

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